sábado, 27 de febrero de 2010

Tiawanaku

Me desperté muy temprano pero no mereció la pena ya que pasaron a buscarme una hora más tarde de la que me habían dicho. En esos momentos yo intento relajarme y no pensar que podía haber dormido una hora más. Además el colectivo estaba casi vacío y tuve que dedicarme a dar vueltas por La Paz recogiendo gente. Me sentía muy negativa así que abrí mi libro y dejé que Galeano me relatara historias. Había sentados en los asientos delanteros 3 brasileiros cuya conversación me molestaba, en ocasiones por su inutilidad, en otras por sus planteamientos. Eran unos basileiros-bien-osea, así que sentí que en la vida podríamos estar de acuerdo y que debía ser tolerante aunque escuchara tales animaladas. Estuve a punto de levantarme y gritar YA BASTAAAAAAAAAAAAAAAAAA cuando uno de ellos aseguró que fue Bolívar quien mató al Che Guevara ¿cómo se puede ser tan cazurro? Pero seguí escuchando lo que Eduardito me contaba sobre la explotación del azúcar en Haití y de cómo el país estaba jodido muchos años antes del terremoto. Recogimos a todos, entre ellos a unas chilenas que habían estado conmigo en la Isla del Sol y que se acordaban de mi nombre y yo no, qué mal.

En el camino pasamos junto Laja, lugar donde se fundó la ciudad de La Paz el 20 de octubre de 1548. Era un punto estratégico entre Potosí y Cusco, pero unos días más tarde de su fundación decidieron cambiar la ubicación a la actual, ya que tenía mejores condiciones de resguardo y agua. No sé si eran españoles los que la fundaron pero ese movimiento tan cutre me parece muy hispánico.

La cultura Tiawaco o Tiahuanaco, totalmente desconocida para mí hasta hace unas semanas, fue una de las más importantes de la América precolombina y hay firmes teorías que aseguran que fueron predecesores de los incas. Vivieron desde el 1000a.c. hasta el siglo XII d.c aproximadamente. Lógicamente esta civilización fue muy diferente en cada período. Sólo a título informativo os pongo cuáles fueron: Aldeano del 1000a.c al 100 dc, Urbano del s.II al VII d.c y el Imperial del s. VIII al XII. Se conoce poco de ellos ya que han llegado pocos restos hasta nuestros días. Se supone que llegaron a ser un gran imperio que se extendía por el altiplano y que tenían amplios conocimientos sobre ciencias, astronomía sobre todo. Pero gran parte de este conocimiento se basa principalmente en hipótesis.

La visita se dividía en diferentes zonas, la primera de ellas era el museo. Allá había un poco de todo, piedras talladas, cerámicas, alguna momia, objetos de decoración... pero lo que más me gustó fueron los cráneos deformados. En esta cultura las diferentes clases sociales se diferenciaban no sólo por su estilo de vida sino también por su físico. Así, cuando aún eran bebés, se les hacían fuertes vendajes craneales de modo que evitaban el crecimiento de determinadas fontanelas (para los no médicos, la zona blandita de la cabeza de los bebés que no debe tocarse y que luego se cierra) (para los médicos: les provocaban escafocefalias y dolicocefalias según si eran de la realeza o del clero). También había representaciones en piedra de estos sujetos de cabeza-abollá y describían perfectamente una hemiplejia. Según ellos eso indicaba que eran personas escogidas por los dioses y los hacían sacerdotes, aunque actualmente se supone que la deformación craneal les afectaba el cerebro y de ahí la parálisis. No tengo fotos porque estaba prohibido tomarlas, una pena.
De ahí se pasaba al Museo de Piedra en el que sólo pudimos ver una figura tallada en piedar de unos 6m de altura en la que había muchísima simbología. Está muy deteriorada porque tras su descubrimiento estuvo expuesta durante años en el centro de La Paz, expuesta a la contaminación y a tantas manos como quisieron tocarlas. De él si tengo fotos porque se me disparó la cámara sin saberlo...

Tras los museos venía la parte que más emoción me ocasionaba... la pirámide. Sabía que no estaba del todo excavada, según unos por falta de inversión, según otros por las lluvias y según la versión polémica porque hay una maldición que afecta a aquel que la desentierre. La verdad es que de la pirámide no se ve nada, es un cerro al que te subes y te dicen que debajo está la pirámide. A mí me desilusionó. Desde allá, al menos, había buenas vistas del resto de las excavaciones, porque en realidad Tiwanacu está más debajo de tierra que excavado (digo yo que podían cobrar el 50% de la entrada porque el total eran unos 13€....) Además de buenas vistas en la cima había unas rocas que decían que eran puntos de energía porque al poner una brújula ésta se desviaba del norte. Yo, que no suelo creer esas cosas, creo que las piedras tenían alto contenido en metales y de ahí la imantación, pero que cada uno crea lo que quiera.

Tras el chasco piramidal fuimos al monumento mejor conservado y más conocido. Está excavado en la tierra porque está dedicado a los muertos. Es cuadrado y de las paredes sobresalen caras, lo más curioso de éstas es que tienen rasgos de diferentes partes del mundo, lo que hace pensar que ya esta cultura había surcado los oceános y habían llegado a tierras inóspitas antes de que los españoles descubrieran a sus descendientes.

Por último vimos un templo, bastante mal conservado, en el que está la famosa Puerta del Sol, la cual se supone que estaba perfectamente alineada para que durante el solsticio de verano el astro quedara perfectamente centrado en ella. La situación actual de la puerta no es la original, ya que los españoles la tiraron y quebraron con una lanza. Afortunadamente ha sido montada y colocada de nuevo en vertical, aunque conserva los daños. Qué ironía que los colonizadores que se creían superiores a los "indios" destruyeran tal muestra de conocimiento de astronomía, probablemente sin saber lo que era y tristemente llevados por el rechazo a aquello que no era de su religión. En todas las esculturas de que se conservan aquí hay una cruz inscrita, para prevenir los diablos que podían esconder las figuras de adoración de aquellos "indios endemoniados"
En aquel templo también había una excavación en la roca, en forma de caracol que tenía una doble función. Si ponías el oído cerca podías oír lo que alguien susurraba a metros de distancia y si hablabas a través del mismo se amplificaba tu voz en todo el recinto. Yo escuché incrédula, pero por el bien de los tímpanos de los visitantes no osé hablar.

Tras toda la mañana de visita por fin llegó la hora de comer. Como no me gustaba la idea de que me llevaran a un restaurante me compré unos panes y un queso de soja (que fue el único que encontré en la calle) NUNCA LO COMAN. Creo que es el peor queso que he comido en todo los días de mi vida. Deberían llamarlo cualquier cosa menos queso. Había un perro delgaducho, hambriento, que vino a pedirme comida y cuando le eché el queso lo olió, me echó un mal de ojo y se fue.

Tras la comida nos fuimos al último tiempo, estaba destruido e incompleto. Daba la sensación de un puzzle que acabas de sacar de la caja y al que miras con desesperación pensando ¿por dónde empiezo? Se observaba en algunos puntos que la piedra estaba tallaba para su encaje, según el guía esta cultura utilizó esta técnica antes que los incas. También usaban otra que consistía en hacer un hueco a medida para una especie de clavo y luego introducían éste. Muy interesante el conocimiento alcanzado, pero las destartaladas rocas robaban totamente el encanto.

A la vuelta nos "peleamos" con los brasileiros a costa del poco oxígeno que había en el colectivo. Cuando 9 personas te dicen que si puedes abrir un poco la ventana porque se asfixian tu respuesta no debería ser "pues quitaros la ropa que a mí me molesta el aire en la cara" y si luego tu novia te cambia el sitio y abre la ventana a tope mientras el coche va lanzado de modo que nos congelamos.... GRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR Me habría vuelto cholita del Alto y les habría hecho una llave brutal!!!! Pero soy una buena y maravillosa persona. Mi compañera parisina sí estaba totalmente indignada.

La sensación que me dejó Tiawanaku fue de insatisfacción. No estaba mal, pero me habían dicho que era una maravilla, algo de otro mundo. Cierto es que los descubrimientos que se han hecho hasta ahora son asombrosos, pero me parece que está casi abandonado, descuidado y que lo que se ve no está en concordancia con el precio, 13€ no está mal para un asentamiento arqueológico, pero estamos en Bolivia, no en Europa.

Volví al hostel y ya no había rastro de los franceses y mucho menos de Neal, ay, qué habrá sido de él??? Se iba a Orjiva a disfrutar del festival (sexo, drogas y abueletes). En su lugar había 3 mochilas, instrumentos musicales y un libro de "Las venas abiertas de América Latina" en mi mesilla, de mi nuevo compi. Me dio buen rollo.

Me fui a dar una vuelta y comprobé que la tarjeta seguía sin funcionarme. Recurrí a mamá para que ella preguntara en el banco mi problema. Pretendía irme al día siguiente o a lo sumo el otro, pero apenas me quedaba dinero.

A mí vuelta conocí a los chicos que me habían invadido, eran unos argentinos y tenían pinta de simpáticos. Tras la cena me invitaron a Fernet, una bebida argentina algo amarga que mezclaban con cola. Empezamos a hablar de todo un poco: música, libros, cine..... y me dijeron que cuando terminaran se iban a un concierto de reggea. Me encantó la idea, así que cuando ya se había acabado la bebida y el señor del hostel nos echaba ¿porque gritábamos mucho?? salimos para el bar. Tras un rato de comida de cabeza a lo argentino, las chicas pasamos gratis y los chicos con descuento. Me encantó. El bar...... jamás habría pensado que había algo así en La Paz. Se bajaban unas escaleras y luego estaba ambientado como una mina, había además dibujos de Zapata, típica bandera del Che, mensajes tras la barra, dibujos a lo africano y un ambiente muy currado. El concierto era de un mulato de VeraCruz de cuyo nombre no me acuerdo, rastafari, con muy buen rollo todos hermanos.... La verdad es que me gustó mucho. Estuvimos bailando hasta el final del concierto y luego las luces se apagaron. Eran las 5am. Qué día tan grande!!!!


La Paz 2

Volví a desayunar productos naturales pero esta vez para llevar que no quería ser evangelizada. Salí en busca del famoso mercado de las brujas pero empecé a meterme por calles de mercados y ya no sé ni lo que vi, sólo gente, mercancias, ruido y tras mucho tiempo salí de allí algo mareada.
Me dirigí al museo de la coca, que decía la guía que era imprescindible. Yo ya había estado leyendo sobre las propiedades de la coca y hasta la había mascado. Allá la verdad es que había más información y datos curiosos. El final parecía un apogeo de la coca aunque se habían cuidado de poner un cartel donde indicaban que el consumo de cocaína era nocivo para la salud. La verdad que sí era curioso, pero no imprecindible. Me molestó que todas las explicaciones tenían horribles faltas de ortografía y que había una parte coca-médica que me atrevería a asegurar que no era cierta, pero no lo hago porque tendría que hacer un estudio (ahhh se me ha venido estadística a la cabeza, fuera fuera!!!!)

Paseé por las calles de artesanía mirando mientras todos me invitaban a comprar y yo decía "a la vuelta, a la vuelta". Seguí por una zona no turística hasta llegar a la zona pija, donde estaban los edificios altos tipo medio rascacielos, señores ejecutivos y todos los bancos. Intenté sacar dinero y verifiqué que mi tarjeta no funcionaba en Bolivia, estaba segura que Murphy estaba detrás de todo aquello.

Había quedado con los chicos para comer, de camino me compré una memoria USB de 14€ para hacer una copia de seguridad de las fotos, que por cierto llevo intentando lenarla varios días y creo que me han engañado porque o no se guardan bien o no se pueden leer. La he formateado y reformateado pero siempre me deja guardar pero no leer, creo que he sido tangada, aunque parecía bastante fiable.

Tras unas ricas y baratas salteñas nos dirigimos a la Plaza Murillo que era la antigua plaza de Armas donde el revolucionario que ahora le da nombre fue "ajusticiado". Allí se encuentran la catedral, el Palacio legislativo y el palacio quemado (Palacio Presidencial) no vi a Evo, pero bueno. Como empezó a llover y granizar nos metimos en el bar con los mejores helados de toda la Paz según Lonely Planet, pero yo tenía tanto frío que me tomé un capuccino que no era capuccino pero estaba caliente.

Cuando la lluvia nos lo permitió visitamos la catedral, seguimos con el museo etnográfico, donde lo mejor era una colección de máscaras de todas las regiones usadas en diferentes ceremonias y festivales. Seguimos con algunas iglesias y nos dirigimos a la calle Jaén, un callejón donde se dice que habitaba el espíritu de una viuda que se le aparecía a los hombres cuando pasaban por allá, sobre todo estando borrachos. Para que dejara de aparecer se colocó una cruz verde y parece que allí acabó el problema. Hay varios museos allá, pero al ser lunes estaban cerrados.

Tomamos un bus en dirección al cementerio. Estaba bendecido por la virgen de Copacabana tal y como anunciaba un gran cartel. Mientras, en la radio, Malú y Manuel Carrasco cantaban. Entramos en el cementerio en busca de grandes tumbas y mausoleos. Aunque sé que a la mayoría de la gente esta costumbre mía le parece morbosa tengo que decir en mi defensa que la visita de los cementerios tiene que ver más con el conocimiento de la cultura que con ningún otro motivo oscuro. No me gustó el cementerio y sí, ya sé, no es un lugar donde recrearse. Pero los nichos aquí están metidos dentro de construcciones en plan piso obrero de los años 60. Agobiante, frío y descuidado. Al menos los que están allí no lo saben.

Retorné al albergue para contratar mi tour a Tiawanaku. Me pasé por varias agencias para comparar precios pero estaban todos iguales y aquí no les gusta mucho ni lo del descuento ni lo de los estudiantes. Como la guía del hostel me pareció la más seria con la que había hablado decidí irme con ellos.

Me reencontré con mis amigos franceses y tras la cena nos despedimos porque ellos se iban al día siguiente a hacer la ruta de la muerte en bici. Yo no sabía qué haría después de Tiawanaku porque me quedaba poco dinero y no tenía ni para pagar el albergue a mi salida.

La Paz 1

La cosa no empezó muy bien en Bolivia. En la agencia me habían asegurado, como a otros viajeros, que el bus llegaba a la terminal, sin embargo nos dejó en el cementerio. Éste ni siquiera salía en el mapa y la colombiana me aseguraba que era una zona peligrosa. Yo sabía que no era muy recomendable tomar sola un taxi así que busqué quién se me uniera. Los dos franceses no tenían reserva de hostel, como yo tenía les pareció bien probar a venirse conmigo a ver si había alguna habitación libre. El taxista nos aseguró saber dónde era, pero luego nos dejó en otro sitio, no muy alejado, pero bueno. La sorpresa mayúscula fue cuando, tras caminar hasta el hostel, llego y me dice la señora que no hay sitio. Yo le dije que había llamado y que había hecho una reserva, que me habían asegurado que había sitio. Su respuesta fue que me había dicho que sí porque pensaba que se iría alguien pero no había sido así. Sentí cómo me encendía, estaba en medio de La Paz, sin albergue, a las tantas de la noche porque, todo hay que decirlo, el bus había llegado más tarde. Afortunadamente estaban Anne y su hermano conmigo. Buscamos en la guía y encontramos un hostel no muy lejos de allí.

Al llegar me dio la típica sensación de albergue juvenil europeo, lleno de guiris, pero tenía buena pinta. Nos dieron una habitación compartida, estábamos los tres y Neal, un inglés de Bristol que se merecería una sola entrada del bolg. Era un auténtico pintas, rubio despeinado, canijo.... a aquellos que hayan visto Notting Hill podría decirles que es como el amigo colgado de Hugh Grant: Spike. Creo que su personalidad había sido totalmente moldeada por las drogas. Tenía muy buen rollo y estuve hablando con él. Aunque se me colapsaba el cerebro cambiando de inglés a español. Nos hizo hacer algo así como un pacto: él levanto los brazos y dijo "promise don't steal each other" entonces cada uno fuimos levantando los brazos y diciendo "promise" "promise".... la verdad es que robar no podría robar porque tampoco sé muy bien si sabía dónde tenía la cabeza. Esa noche nos fuimos temprano a la cama y Neal apareció a no sé qué hora no sé si a cuatro patas o reptando.

Al día siguiente me fui a desayunar a una tienda-bar cerca del hostel donde vendían todo de productos naturales. Estando ya sentada y comiendo me di cuenta que no era música lo que sonaba sino la biblia, no era una misa, sino una lectura aleccionadora. Me horrorizó bastante pero mi yogur natural me dio fuerzas para soportarlo. Era como si la señorita Rotelmeyer (o como se escriba) estuviera riñéndole a Heidi.

Por la mañana nos fuimos los tres al mercado o feria del Alto. Éste es un barrio periférico que forma ya una ciudad, está formado principalmente por los inmigrantes que vienen a La Paz y se sitúan allá porque, además de ser el extrarradio, es la zona donde las condiciones son más duras, ya que se sitúa aproximadamente a unos 4000 metros de altitus. Aquello era como un (para los sevillanos) mercadillo del Charco de la Pava pero a lo bestia. Había de todo y cuando digo de todo es de todo: comida preparada o no, ropa, segunda mano, robado, chatarra, tabaco de contrabando, muebles, animales, pócimas maravillosas, cuadernos de David Bisbal, DVD contra el divorcio o con las mejores canciones de Miliki, pesos donde pesarte o señoras que medían la presión arterial en plena calle.... un auténtico espectáculo que no acababa nunca. Tras pasear durante horas, ya un poco cansados, nos fuimos a comer y de allá a la lucha de las cholitas.

Las cholitas, para quien no lo sepa, son las típicas mujeres con faldas, trenzas, mantones y sombrerito; pues bien hacen lucha libre en el Alto. Como cuando llegamos aún quedaba rato seguimos paseando por otros mercados adyacentes. Encontré las famosas llamas y las fotografié aunque no me acerqué a ver si había fetos. Las señoras me miraban con muy mala cara y en cuanto sacaba la cámara la gente me miraba mal y se apartaba. Haciendo una foto al horizonte un hombre me dijo "como me saque en la foto me tienes que dar 10$" Yo le dije que no se preocupara, que no pensaba sacarlo, que era el paisaje y no él lo que quería. Me sentí muy rechazada en mi paseo, así que volvimos a hacer cola para el espectáculo.

En la cola pudimos hablar con bolivianos que nos explicaron un poco cómo iba y nos dijeron que la entrada era de 15 bolivianos. Mi sorpresa fue que cuando llegué a la taquilla me dijeron que era 50. Yo protesté y dije que sabía que ese no era el precio. Me explicaron que para extranjeros tenían una tarifa especial que incluía snack, baños y asiento junto al ring. Le dije que yo no quería eso, que quería entarme en las gradas como los bolivianos y que no quería ni snack ni baño. Entonces me explicaron que por ser extranjera sólo podía acceder a ese y si no nada. Volví a enfadarme como el día anterior, quería ver las cholitas y entonces pasé por el aro, aunque le dejé bien clara mi indignación a la señora. Los bolivianos que estaban junto a mí dijeron que era abusivo, que no tenían vergüenza, pero con su pocavergüenza me cobraron la entrada. Al final terminé sentada con los autóctonos porque, aunque los asientos eran incómodos, la lucha se apreciaba mejor desde lo lejos y alto.

El combate empezó con una especie de luchadores americanos patéticos, los golpes se veían supertrucados y el teatro muy forzado. Por fin llegaron las cholitas y su lucha realmente sí llenaba. Son mujeres que parecen dulces, vestidas tradicionalmente y de pronto se empiezan a pegar y casi matarse, todo un espectáculo para los niños que estaban allí. Durante el combate me fijé cómo los vendedores ponían el doble de precio a los turistas que los autóctonos y cómo los niños tras varias luchas empezaban a luchar entre ellos. Divertido para los mayores no recomendable para menores.

A la salida tuvimos que hablar con unos buses para que nos acercaran porque no había colectivo directo y de los taxis pasábamos.

Isla del Sol

Los barcos salen temprano y la orilla se inunda de turistas y vendedores "va a llover" asegura un señor que porta impermeables para vernderlos. Ante la duda regreso 2 minutos al hostel y tomo el mío, que me sirvió de mucho frente al tórrido calor que luego hizo.

El barco parece que no aguantará ni tres minutos en el agua, aún así no paran de entrar turistas. Yo entré de las primeras y me sitúo en primera fila para poder hacer buenas fotos. Descarto el techo del barco porque sé que terminaría requemada. En sólo unos minutos se sienta a mi lado una señora. Empezamos a hablar, joven de mente me explica que trabaja en la universidad de Buenos Aires, en la facultad de medicina, es la encargada de salud reproductiva y sexualidad. Empezamos hablando de medicina, seguimos con historia, política y terminamos coincidiendo en que los japoneses son superraros. El barco avanza muy lentamente, pero nosotras no tenemos prisa, la conversación nos hace más ameno el camino.

Cuando llegamos a la isla me doy cuenta de que ésta es, si se puede, aún más turística que Taquile. Cuando bajé ya estaban todos los guías haciendo grupos. Me uní a uno porque sabía que sin guía la visita era mucho menos interesante. De allí partimos al Museo de la isla, que me pareció bastante cutre. Tenía objetos encontrados en el fondo del Lago, pero la mayoría se los habían llevado a La Paz, lo poco que quedaba estaba mal colocado en destartaladas vitrinas llenas de polvo e incluso telarañas. Ya era tarde para pedir la devolución de mi dinero, pero me dieron ganas. En él se decía que Costeau había llegado al lago buscando el tesoro sumergido de las leyendas. Dicen que hay ciudades hundidas con templos incluidos, algunos hablan de la Atántida, a mí me pareció un exceso, pero dado que soy una ignorante prefiero no opinar al respecto.

Empezamos entonces una caminata. En primer lugar pasamos por una playa llena de hippies y poco a poco empezamos a subir. En medio del camino se me acerca una chica y me dice "¿tu eres Alba?" Yo me quedo asombrada y le respondo que por supuesto. Tras eso se me presenta, resultó ser una estudiante de medicina de la Autónoma de Madrid, de AIEME, que había venido a las Jornadas Norte-Sur que habíamos organizado. Ella se acordaba de mí, pero es que yo estuve muy atareada durante las jornadas... iba junto con otras compañeras haciendo un viaje postmir.

La caminata se empezó a hacer un poco pesada, aunque totalmente soportable. No era la dificultad del terrreno, sino el calor. El sol quemaba sobre la piel. Yo no paraba de echarme crema (de mi factor 50) pero aquello era demasiado. Me estaba volviendo roja a pesar de todas las medidas, así que decidí ponerme manga larga a pesar del calor. El paisaje hacía que el calor mereciese la pena. Playas en forma de cala, rodeadas de vegetación, donde el color del agua variaba de azules a verdes haciendo que todo el mundo no parase de tomar fotos.

Tras un tiempo de subida, una hora aproximadamente, llegamos a la famosa roca del Puma, un lugar que antaño fue zona de ritos religiosos y a la que sólo los sacerdotes y pocas personas más podían pasar. El guía nos explicó los rituales que allí se hacían y que puede que el Titikaka tomase el nombre de esta piedra, ya que es un puma de piedra. Yo, sinceramente, no veo el Puma por ninguna parte de la que dicen los guías, dicen que hay que echarle imaginación... quizás no sea lo mío. De ahí pasamos a un antiguo templo, construído en la cima de la montaña y cuya planta era un laberinto. En él había una ventana a través de la cual se veía una ventana lejana, aseguraba que mirando a través de ella se sabía el tiempo que haría al día siguiente. Las puertas eran muy bajitas, por lo visto este hecho no se debía a que fueran muy bajitos en la época, sino que al hacer las puertas estrechas y bajas aseguraban que las personas entraran de uno en uno e inclinados hacia delante como señal de respeto.

De ahí se partía a hacer una caminata desde el punto norte al sur, por la cresta de la montaña (bueno no era una montaña muy alta) de unas 3h. Yo quería hacerla para ver los paisajes, pero me miraba y me parecía más a un pimiento morrón que a una persona. Decidí por el bien de mi piel y mi salud volverme al barco y eso hice.

La parte sur de la isla no tenía mucho que ver. Al bajar del barco tuve que pagar 5 bolivianos por pagar la comunidad, pero allí sólo había una playa llena de turistas con un bar y un aseo en el que también había que pagar. Vi unas escaleras largas y las subi, con pena de mis pulmones, hasta el final, donde sólo estaba el fin del camino. Merondeé por allá pero sólo encontré niñas que me pedían caramelos, intenté hablar con ellas, que me contaran algo, pero sólo querían caramelos o dinero, qué triste.

De vuelta a Copacana pasamos por unas islas flotantes, pero eran un keo, turísticas 200% y además me cobraban si me bajaba del barco así que me quedé allí. Había una nena muy simpática de 4 años con la que estuve jugando hasta que su madre le dio la artesanía y le dijo a quién tenía que ir y que sonriera....

Ya en tierra firme sólo tuve tiempo de recoger mi maleta e ir a por el bus. Estuve pensando en Beatriz, la señora argentina, se fue a hacer el camino y no llegó a tiempo al barco. Yo hablé con el guía y le dije que faltaba una señora a lo que él me respondió de un modo muy seco "me da igual" y partió el barco.

El bus era bastante horrible. No me cabían las piernas y estaba al final del todo. Pregunté si podían darme algún asiento delante pero me dijo que ya estaba lleno el bus, aunque luego hablando con pasajeros supe que eso no era verdad hasta el último momento. De compañera tuve una colombiana bastante apañá que me regaló un mapita de La Paz. El viaje era insoportable, no me cabían las piernas, me clavaba las del de atrás, aquello no paraba de botar y en cada curva me clavaba la palanca para reclinar el asiento.

Tras una hora de viaje llegamos al estrecho de Tiquina donde nos bajamos del bus y nos montamos en un bote, el bus pasó en otro. Allá conocí a dos hermanos de Rennes muy simpáticos a los que me uniría más tarde.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Copacabana

No es Copacabana la conocida ciudad de Brasil, sino un pequeño pueblo situado en el Titakaka de orillas bolivianas.

La primera vez que he cruzado una frontera andando. Me sellaron mi pasaporte y ea, a subir la cuesta y entrar en Bolivia andando. No me hicieron ningún registro, podría haber llevado armas de destrucción masiva, pero no se dignaron a comprobar nada. Tomamos otro colectivo, que estaba lleno de pegatinas con mensajes religiosos del tipo "sólo Dios puede guiarte en tu camino, deja las drogas" y similares.

Al llegar a Copacabana busqué el hotel que me había dicho Enrique: Hotel Elenita, al final de la calle principal a la derecha. No sé por qué pero cuando iba andando hacia allá me parecía que era como yo lo había imaginado. Lo encontré fácilmente y aunque el dueño era un poco soso, sus hijos eran supersimpáticos y estuvieron haciendo guerra de agua con nosotros.

Lucía y Andrés intentaban ver mil ciudades en un día y discutían posibles trayectos y buses y aquello me empezaba a parecer una película de los hermanos Marx. Gustavo se volvía a Perú, pero para el recuerdo hizo billones de fotos. Tras la comida fuimos a despedirlos pero nuestra sorpresa fue que le habían dicho mal la hora. Lo tomamos con filosofía: trago de paceña en la playita mirando el Titikaka y el sol bajando sobre las aguas.

Tras la partida de mis limeños me quedé solita. Visité la catedral y a la archifamosa Virgen de Copacabana, reservé hostal en La Paz para el día siguiente y me compré mi tour a la isla del Sol. Aunque era viernes no había mucho movimiento, parecía que todo el mundo se hubiese esfumado. Creo que Copacabana es una ciudad de paso solamente. Cuando desembarcan las lanchas de las islas hay miles de personas por las calles pero luego todo queda en una relativa calma porque estábamos en carnaval.

Noté una gran diferencia, mucho mayor de la esperada, entre la forma de ser de los peruanos y bolivianos. Estos últimos son mucho más reservados, no sé si tímidos, pero hasta un punto que a veces me pareció malaeducación. No quise pensar que fuera ésta porque no puedo criticar una cultura desde otra, pero al hablar a la gente en las tiendas o en el mercado no siempre te responden. Si lo hacen, su tono es bajo y probablemente no te miren a la cara y ni pienses que te van a sonreir o decir una palabra de sobra. Me chocó muchísimo, pero seguro que ellos pensarían que yo era una cotorra gritona.

La cena fue superromántica, conmigo misma en un lugar construido con totoras. Menú por 1.5€ Después de haber pasado unos días tan bien acompañada creo que fue la primera vez del viaje que me sentí sola.

La noche fue una verdadera película de terror. El hostel era como en las películas de Hollywood, de los que tienen un pasillo exterior al que dan las ventanas y puertas de las habitaciones. Cuando ya estaba en la cama empezó una tormenta enorme. Oía el viento silbar a través de las ventanas y la puerta y veía la claridad a través de las cortinas. Pensaba que en cualquier momento aparecería una sombra al otro lado de los cristales y entonces éstos se romperían.... qué miedo!!! Encontré la solución perfecta contra el pánico: introduje mi cabeza en el saco de dormir y lo cerré entero. Hecha una auténtica oruga caí en un sueño profundo.

Juli

La llegada a Puno fue apresurada, recogimos nuestras cosas lo más rápido posible y nos dirigimos a la terminal donde tomamos un colectivo a Juli. El viaje resultó incómodo y a mi juicio peligroso. Los colectivos son unas furgonetas con asientos donde caben sentadas unas15 personas aproximadamente y a veces se mete alguien de pie. Desde dentro puede olerse cada partícula que desprende el motor, lo cual me obligaba a abrir la ventanilla. La manera de conducir un colectivo es muy característica, la precaución creo que no es una prioridad, sino más bien la velocidad. Tú conduces a toda leche y si hay un peligro en la carretera (animal, persona o auto) en vez de reducir la velocidad te limitas a tocar el claxon como un condenado. La primera vez que lo oyes te asustas porque se toca en modo "que nos chocamos, que nos chocamos, que nos chocamos" pero con el tiempo ya no te asustas, sólo te duele la cabeza.

Tras una hora y medio de camino llegamos Juli, allá nos esperaba, si no recuerdo mal, la madre de la novia del hermano de Andrés. Muy simpática la señora nos había reservado un hostel allá. El pueblo me parecía muy español, son su plaza, su iglesia y sus casas grandotas alrededor, podría haber asegurado que me encontraba en cualquier pueblo de Extremadura en plenas fiestas.

Nos acomodamos y entonces vino un momento importante en mi vida, mucho más que mi propio nacimiento......... mi primer pollo a la brasa. Llevaba tiempo queriendo comer este plato que peruanos me aseguraban que estaba exquisito. Acompañado por una inca-kola degusté aquel bicho y, juzgando mi paladar poco exquisito, no logré distinguirlo de un pollo asado.

Rellenos de pollo nos dirigimos a la plaza donde se acumulaba la gente bailando y bebiendo alrededor de una fogata. Me encantaba, se veía a la gente disfrutar de verdad. El frío nos retaba pero nos tomamos un ponche calentito y a los pocos minutos estábamos bailando. La música fue variada y yo le eché mucha pero mucha cara y bailé salsa, merengue y no sé qué más. Me dejaba llevar por Gustavo y Andrés confiando en que ellos sí sabrían bailar aquello.

La cerveza Trujillo corría y gratis. Bailé también una especie de baile regional. Todos cogidos de la mano hacían un círculo y se empezaba a bailar hacia un lado haciendo un poco en cogito. Luego se cambiaba el sentido, se separaban las manos, las mujeres hacían zigzag entre los hombre, luego les tocaba a ellos.... y se iba cambiando de baile. Resultaba entretenido y agotador. A veces nos dirigíamos al centro entonces alguien gritaba "¿quiénes somos?" y todos respondían "juveniles", "¿cuántos somos?" "19", "¿cuántos cumplimos?" "56" y al final se acababa con "juveniles ras ras ras" o algo así. A mí eso de bailar y gritar me encantaba.

La hoguera calentaba sobre todo cuando salieron unos jóvenes con un sofá a lo tipo "friends" y ante mi sospecha lo arrojaron al fuego, era como las fallas del hogar. Con el tiempo el frío y la lluvia le ganaron la batalla a la pobre hoguera que no era más que una mezcla de brasas y alambres a modo esqueleto del sofá. Sentía el frío muy en mi interior, dentro de los huesos, en toda la médula ósea, así que fue el momento de retirarse, tras una buena noche de juerga.

A la mañana siguiente decidimos visitar el pueblo. A Juli la llaman la pequeña Roma de Perú porque aunque es bien chiquito tiene 4 iglesias en forma de cruz. Nos decidimos a visitarlas no sin antes tomarnos un delicioso desayuno en el mercado. Mientras estábamos allá la señora del puesto de jugos empezó a contarnos historias del lugar como la del quitagrasa. No es un producto de limpieza sino un ser extraño o seres que roban la grasa a las personas a través de una aguja tan fina que no deja señal. La gente empieza a encontrarse mal pero no sabe lo que le pasa, entonces si van a un curandero éste mira la orina y ve si hay o no grasa y tras darle no sé qué productos puede curarlo. A mí la historia me recordó un poco al club de la lucha, pero no lograba distinguir si era una historia mítica o si se trataba de una panda de asaltadores que luego vendían la grasa para..... ¿hacer jabón? De cualquier manera no me atemoricé mucho, estaba disfrutando con mi adorado jugo de papaya.

La visita a las iglesias fue rápida, aunque Gustavo parecía más japonés que yo. Le hicimos fotos a animales que nos encontramos por el pueblo como ovejitas y cerditos frente a la atónita mirada de sus cuidadores. Tras eso nos volvimos a subir a otro solectivo para dirigirnos a la frontera con Bolivia.

Titikaka 2

Cuentan que el nombre del lago no es Titicaca, ni siquiera Titikaka, sino más bien algo parecido a "Titikarka". El origen según dicen unos guías es porque "titi" significa animal salvaje o puma en quechua y karka piedra. Unos guías me han dicho que era mezcla de aymara y quechua, otros que sólo era quechua. Unos aseguraban que el nombre del lago se debe a que su forma a vista de pájaro representa un puma cazando a una liebre (que yo no logro ver por más que mire el mapa). Otros, ya en el lado boliviano, aseguran que se llama así debido a que en la Isla del Sol existe la roca sagrada con forma de cabeza de puma. Yo no sé muy bien cuál es la versión real si es que la hay, lo que sí me quedó claro es que los españoles, al no poder pronunciar el término en quechua, modificaron el nombre del lago a Titicaca que es como se conoce actualmente aunque no sea el original.

El día empezó muy temprano en Amantaní. Tras un sabroso desayuno nos dirigimos al puerto. Reina nos acompañó y allá nos despedimos y partimos en dirección a Taquile, otra isla del Titikaka peruano algo más grande y más turística que la anterior.

Cuando llegamos,los turistas que subían por el sendero de la isla parecían,a lo lejos, hormiguitas. Tras mi ceremonia de protector solar 50, sombrero y gafas me convertí en una hormiguita más. Íbamos caminando tranquilamente, disfrutando del paisaje. Gustavo, Lucía y yo posábamos en cualquier lugar digno de foto, evitando que un niño se metiera en ella y nos pidiera dinero en su inconsciente explotación infantil.

La isla es un lugar maravilloso al que creo que el turismo le ha perjudicado más que traer beneficios. Allá vivían las comunidades tranquilamente y ellos tenían hasta su propio sistema político. La pesca y la agricultura eran sus principales actividades antes de la entrada de los turistas. Actualmente, cada día llegan barcos cargados de turistas deseando observar la paz de una isla que, sin ser conscientes de ello, destruyen con su visita. Una señora me aseguraba que era mejor que vinieran turistas porque la pesca ya no era lo de antes "el lago está más contaminado" me aseguraba. Otra, en cambio, afirmaba que muchos habían abandonado la agricultura porque el turismo era más rentable y menos cansado. De cualquier manera, los circuitos te llevan a ver unas comunidades en un entorno natural contaminado a su vez por el propio turismo. Los niños, que realmente querían jugar a echarse agua en la calle (por el carnaval) iban ataviados con trajes regionales e intentaban meterse en la foto para luego pedirte un sol. Ellos no tienen la culpa, tal vez ni siquiera los padres que los obligan a hacerlo por dinero, quizás la culpa sea de los turistas, pero me aseguran que el dinero de los turistas es muy importante allá. No sé qué conclusión sacar, pero todo aquello me pareció una especie de "prostitución de la cultura". Parece que todo lo que traiga dinero es bueno, aunque al menos no pierden sus tradiciones como el carnaval.

En ocasiones me paro a reflexionar demasiado. La verdad es que la visita me gustó, pero me habría encantado que los niños no pidieran dinero ni caramelos y que la vida transcurriera ajena a los intrusos que llegamos, aunque mucho me temo que eso no es posible.

Tras recorrer toda la isla, ver sus vistas del lago, sus terrazas de cultivo, sus arcos separando comunidades, la plaza central, las placas solares en las casas y tras descender unos 500 escalones, llegué de nuevo al barco. Sólo me esperaba la vuelta a Puno a descansar tranquilamente, cuando Andrés me propuso un plan: ir al carnaval de Juli, pequeña población del sur del Titikaka de la cual yo no había oído hablar jamás. Sonaba realmente tentador.

martes, 23 de febrero de 2010

Titikaka 1

Ha sido sin dudarlo una de las grandes experiencias del viaje. Salimos en un barquito turístico y mientras nos alejábamos de la costa el guía nos explicaba la historia del lago y de las islas flotantes a las cuales nos dirigíamos. Cuando terminó nos dejó salir a cubierta a tomar foto bellísimas.

Navegábamos entre juncos de totoras y nos cruzábamos con señores que, ante mi sorpresa, remaban en su pequeña barca de pie. De pronto llegamos a un lugar que parecía de cuento, también tomado por el turismo, pero de cuento. Islas construidas con totora (una especie de junco que usan para todo). Nos dirigimos a una de ellas donde nos esperaban las señoras cantando una canción, creo recordar que en aymara. Descendimos a la isla y allí nos dieron una explicación de cómo las hacían: en realidad la base es de tierra transportada por ellos mismos y están ancladas al fondo, ya que en esa parte no es demasiado profundo. Nos explicaron se estilo de vida, nos enseñaron sus casas y hasta nos dieron a comer totora, que por cierto no sabe a nada. Me impresionó ver placas solares en las casas de totora.

Nos despidieron cantando en aymara, quechua y español mientras nos alejábamos en un barco construido enteramente de... totora. En la parte delantera dos cabezas de puma donde se colocan los remeros. Tuve la poca vergüenza de preguntar si podía remar y me dejaron. Se reían mucho porque lo hacía fatal, pero lo justo para la foto.

De allí nos dirigimos en barco a Amantaní, una de las islas más grandes del lago en el lado peruano. Por el camino hice amigos: Lucía, Andrés y Gustavo tres limeños de viaje y Kasan ¿se escribe así? un turco muy simpático. Desde el principio tuvimos buena química, así que permanecimos unidos todo el viaje y más allá.

Al llegar nos esperaban las familias. Nos dividimos y nos dirigimos a nuestra nueva casa. Yo me fui junto con Gustavo a casa de una señora que se llamaba Reina. Subimos por la colina, atravesamos los cultivos y llegamos a una casa humilde pero acogedora. En la parte superior habían habilitado habitaciones para extranjeros. Nos preparó una sopa de quinua y de segundo papa.

Por la tarde nos dirigimos a las montañas: Pachamama y Pachatata. La caminata resultaba difícil porque el aire no hacía nada en mis pulmones. Paraba para hacer fotos, disimulando que me ahogaba. Una vez arriba entre los dos cerros el guía prosiguió con la explicación. Había que subir sólo a uno (bueno quizás hubiese algún valiente). Nosotros subimos a Pachamama porque era más alta y las vistas mejores. Una vez arriba era alucinante. Los colores eran como de cuento, de nuevo, lo sé, pero es cierto. A la bajada nos pilló la noche y se hizo un poco difícil caminar sin ver dónde ponías el pie.

La cena fue lo mismo que el almuerzo: sopa y papa. Me pareció extraño comer lo mismo y me di cuenta que hay gente que come siempre lo igual. Es una sensación difícil de explicar a través de internet, pero cuando estás en una pequeña casa que huele al humo de la cocina comiendo lo mismo te paras a pensar sobre tu vida. Ellos nos daban lo mejor que tenían y además estaba muy bueno. Tras la cena vino la parte divertida ya que nos sacaron ropa típica y nos vistieron con las polleras (faldas), camisas y pañuelos. Justo cuando estábamos vestidos empezó a llover más y más fuerte hasta que las gotas se trasformaron en granizo. Sonaba como si la casa se fuese a derrumbar y se fue la luz. Estuvimos esperando a que escampara y mientras nos dedicamos a hacernos fotos que ya subiré.

Finalmente escampó y nos fuimos a la fiesta. Nos dijeron que era "ahí no más" pero aquello fue casi el camino de Santiago. Imaginaos, pantalón y zapato de montaña, encima pollera, chubasquero para la lluvia y frontal para ver. Era Miss Amantaní 2010. Todo eso pasando entre charcos, lodo e intentando no meter ni el pie en uno de ellos ni estropear la plantación de papas de los laterales. Tras un gran recorrido en el que fui asustada por un señor que salió de la nada y llegando mi grito a la orilla boliviana llegamos a la fiesta. Por un extraño motivo mucha gente se quedó en su casa y sólo fuimos 8, 4 de los cuales eran peruanos y 1 española. Bailé con pollera y me reí harto. Cansa mucho eso de mover la pollera,madre. Tras varios bailes estaba exhausta y dado que el ambiente no llegó a ser festivo decidimos retirarnos. La vuelta fue, si cabe, aún peor, una auténtica odisea. Yo estaba consiguiendo tener mis zapatos relativamente secos pero un trozo de hierba que parecía firme me traicionó, en relidad se trataba de un charco con hierba. Calada hasta los tobillos y riéndome por la situación llegué a la casa a descansar donde pensé que este día había sido uno de los que difícilmente se olvidan.

domingo, 21 de febrero de 2010

Puno

Tras mi gran experiencia raftisiana y tras unas sabrosas empanadas me dirigí camino a Puno. Cuando llegué a la estación me llamó la atención la gran cantidad de gente que allí había, familias enteras a punto de marchara algún lugar del país, llena de bártulos y churumbeles. Para variar, en la estación también había internet, así que esperé allí entretenida.

El viaje en bus fue una mezcla entre horrible y horroroso. Cambié de compañía por probar y la verdad es que era bastante cómodo, hasta que pusieron el aire en "modo Groenlandia" y la señora que estaba detrás de mí empezó a roncar. Tarde, pero vivos, llegamos a Puno.... LA CAPITAL DEL FRÍO!!! (su madre y yo en short).

Al día siguiente me levanté supertarde, sobre las 10.30. La señora del hostel, que era un poco madre, me dijo que mi desayuno llevaba toda la mañana esperándome y yo que no sabía que tenía desayuno y ya había tomado algo. Sin problema, redesayuné, rico rico. Tras eso salí de paseo por Puno, a conocer aquello y en busca de alguna oferta para ir al lago Titikaka.

Al salir me di cuenta de cómo era aquello de turístico. En la calle principal sólo había pizzerías, hamburgueserías, tiendas de souvenirs y agencias de viajes con los carteles en inglés. La verdad que no me gustó mucho, pero es lo que trae el turismo: la transformación; porque aunque a mí me guste ver los lugares lo más autóctonos posible, es cierto que muchos turistas adoran esa transformación occidental que yo tanto detesto.

Paseé hacia la plaza de Armas, entré en la catedral y luego me dediqué a recorrer callejuelas. Pasé por algunas agencias y pregunté pero no me convencia el precio ya que en el hostel me habían ofrecido uno muy bueno. Tenía un as bajo la manga porque mi amiga Lisbeth me había dado el número de un señor que podría conseguirme un buen precio, aunque al final me lo conseguí en el mismo hostel. Tras pasear terminé en el museo naval de Puno, muy pequeño pero daba información sobre el Lago y tenía también datos y mapas sobre cómo Bolivia perdió su salida al mar. Como siempre el ser una tierra rica en materias, en este caso el guano y el salitre, les llevó a la guerra y con ello Chile extendió poco a poco su frontera hacia el norte.

Por la tarde ya había contratado los tours a un precio inigualable, los dos por el precio de uno (como diría un amigo turco que conocí luego, fui muy mora). El primero fue a Sillustani. Un antiguo "cementerio" preinca que luego sería también usado por los incas atan sólo unos kilómetros de Puno. En el grupo me encontré con un par de catalanes que llevaban varios meses viajando y que su prima había hecho el Mir, esta vida...

La verdad que de las torres funerarias no quedaba demasiado, pero lo que sí seguí en pie era bastante interesante. El guía nos explicó que las torres eran más anchas en su parte superior porque simulaban un útero. En su interior el muerto, momificado, se introducía en posición fetal, para que así naciera en su nueva vida. Además de las costrucciones, había llamas para hacerle fotos y un paisaje genial. No sé si será la altura, pero aquí el cielo las nubes y el agua quedan preciosas en las fotos, incluso hechas con una cámara como la mía (tiene ya muchos años y pocos píxeles)

A la vuelta el bus se paró en una casa para que viéramos cómo vivían, yo eché una ojeada pero no me quedé porque me parecía una turistada.

Ya en Puno me decidí a cenar algo típico. Mi sorpresa fue que sólo encontré comida occidental. Dí muchas vueltas, el hambre acuciaba y sólo encontraba "internet y llamadas". No quería alejarme mucho porque, aunque dudaba que fuera muy peligroso, no conocía la ciudad. Un poco en contra de mi voluntad terminé comiéndome una pizza, ya que la alternativa era un teclado. No estaba mal, al menos era al horno tradicional. Tras eso y un sofocón con las fotos me fui a la cama deseando que fuera ya mañana para ir al famoso Titikaka.

viernes, 19 de febrero de 2010

Rafting

El lunes lo último que hice en Arequipa antes de marchar a Puno fue..... Rafting!!!! (bueno en realidad lo último último fue comprarme unas empanadas). Me recogieron temprano, como siempre, y siguiendo la costumbre el guía me dijo que estaba sola en la actividad. Pensé que no sería posible hacerlo sin un grupo, pero él me explicó que iríamos los dos en la embarcación y me indicaría qué hacer en cada momento. Como tenía un buen azote lo creí. Cuando llegamos al río me decepcioné un poco. Yo pensaba bajar como loca por un río caudaloso lleno de rápidos, pero aquello no tenía mucha agua. Tras ponerme el neopreno-antimorbo, el casco y recibir unas pequeñas lecciones nos lanzamos al río. Cierto que el río no era caudaloso, pero ofrecía rápidos entre piedras que nos gustaba comer a cada momento. El paisaje al principio era árido, pero poco a poco nos fuimos adentrando en la ribera y el camino se hacía mucho más agradable.
Mientras remábamos íbamos rajando, como no. Era posible hacer el rafting entre dos porque la embarcación no era muy grande y porque el guía hacía casi todo el trabajo y yo sólo remaba un poco. Durante el camino me sorprendí porque no llegaba a pensar que el río formara rápidos tan veloces. En ellos yo me metía en la balsa para evitar caerme y el guía hacía todo el trabajo. Yo remaba fuerte pero iba un poco como la reina de los mares.
Además de ir remando me iba comentando sobre algunos animales o árboles que veíamos, me mojaba con el remo y hasta llegamos a hacer una parada. Desde lo alto de una piedra se podía saltar a una poza. Cuando llegamos había unos argentinos lanzándose. Me preguntó que si me atrevía y lógicamente subí sin apenas pensarlo. Una vez arriba me di cuenta de que estaba más alto de lo que esperaba, pero ya era tarde. Miré hacia abajo, me agarré el salvavidas y salté. YUJUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU. Me entró agua por la nariz hasta el cerebro y me hundí un montón. Lo habría repetido si no fuera porque salí medio "jogá" del agua. Tras eso seguimos con nuestro camino, pasando por una zona excavada en la piedra preciosa. Era una especie de cañón y allá estaba yo, empapada y remando como nunca lo había hecho (sí, al día siguiente descubrí que tenía agujetas en músculos que no recordaba tener)
Cuando llegamos al final del recorrido no sé muy bien que ocurrió pero el guía de broma me tiró del bote. Entonces yo me vengué y agarrando con una mano la balsa estiré mi gacheto-brazo y lo agarré de su salvavidas, tiré con toda mi fuerza hasta que conseguí estamparlo contra el agua. Una vez en el agua a penas tenía pie, la corriente me llevaba y me gritó ¡¡¡corre, sube al bote que hay una cascada!!! Yo intenté subirme pero no tenía pie ni fuerzas. Entonces él se subió y tiró de mí, salí volando y caí en el bote. Entonces ví que se estaba riendo. No sé qué cara puse con lo de la cascada, pero la broma le salió genial.
Tras el ejercicio, una chocolatina y vuelta a Arequipa intentando divisar el Misti entre las nubes.
Llegué reventada y sólo tuve tiempo para pagar, despedirme de mi amigo de Vancouver y comer unas ricas empanadillas. Puno me esperaba.

lunes, 15 de febrero de 2010

Cañón del Colca

Fin de semana a lo guiri, inevitablemente. Para ir hasta allá la manera más segura es tomar un circuito con una agencia que te lleva hasta ese fin del mundo. Sin embargo tienes que aguantar las paradas en lugares turísticos para que los guiris se compren jerseys de alpaca, lo cual está muy bien para la economía local, pero desde mi punto de vista rompe el encanto natural del lugar. La primera parada en el camino fue muy necesaria ya que era en una pequeña tienda donde pude comprarme hojas de coca para mascar. Íbamos a subir hasta 4000 metros, si no recuerdo mal y a esa altura el soroche es casi seguro. Estuve todo el camino haciendo fotos al maravilloso paisaje y a las alpacas y vicuñas cuando éstas aparecieron (las segundas son salvajes así que eran más difíciles de ver) El grupo estaba formado por peruanos, franceses, chilenos, una pareja holandesa, otra española el abuelo estonio (un crack). Cuando llegamos al Mirador de los Volcanes, que era el punto más alto de la ruta, Alba dejó de existir como persona. Dolor de cabeza intenso, vértigo, cansancio y pesadez, naúseas, vómitos, llegada de la menstruación y una poquita de diarrea, lo que se conoce como el Síndrome del desperdicio humano o Sd de García Delgado. Yo pensé que me moría en ese momento, parecía que el cerebro se me saldría por las orejas, pero es tan chiquito que se quedó allá dentro.

Después del camino de la muerte lleno de curvas y baches, además de la altura, llegamos a Chivay donde casi me bajo como en papa a besar el suelo. Allí si era tradiconal, sus mujeres con trajes típicos y los nenes indígenas. Conocí a uno que se llamaba Juan Carlos y me hice una foto con él y su llama, que se llamaba Harry Potter. Luego me arrepentí de haberle dado dinero pero en el momento de hacerme la foto estaba tan contenta que no caí en lo del niño pidiendo en la calle. Bueno limpiaré mi conciencia pensando que es verano y el colegio está cerrado.

Por la tarde fuimos a unas termas, guauuuuuuuuuuuuuu. Qué estrés. Entre las montañas piscinitas artificiales con agua a 39º. Te metías y estabas en la gloria y cuando salías, grrrrrrrrrrrr, qué frío. Estuve con el matrimonio español y las chilenas, allí sufriendo. Fue curioso bañarme viendo cómo se aproximaba la tormenta y cuando salí del vestuario lleaba el forro polar y el chibasquero y me llovió.

Por la noche me sentí la más guiri del planeta. Nos dijeron que veríamos un espectáculo folklórico y como estaba el carnaval en el pueblo yo pensé que era eso, pero no. Nos llevaron al típico tablao flamenco para guiris pero al estilo peruano. Yo quería comer lo que fuera por la calle y ver a la gente del pueblo en el carnaval, pero me metí en la boca del lobo y ya no supe cómo salir. Lo único bueno de la noche fue que me comí un filete de alpaca tela de rico. Junto a mí se sentó el abuelo estonio, para hablar en inglés y la verdad que era todo un personaje, muy muy guiri.

Al día siguiente, aunque le había pedido que no me despertara, la señora del hostel me despertó a las 5.30 GRRRRRRRRRRRRRRR. ¿por qué el puñetero cóndor no sale más tarde? No, él tiene que salir "con la luz de un feliz amanecer" vamos, tela de temprano. Tomé mi "desayuno continental" con las dos danesas sosas, que eran tela de sosas. Luego estuve jugando con el nene del albergue, 3 años, con unos cachetones...... pa comérselos mare!!!! le habría hecho una foto pero pasaba de convertir al nene del albergue en un recuerdo turístico. Por la mañana el carnaval continuaba pasando por las calles. El señor del albergue me explicó que son los solteros los que van tocando los instrumentos en busca de novia. No veas, to la noche tocando el tambor, chiquilla!!!!!! haznos un favor a todos y hazte su quería pa que deje el tambor!!! No sé si encontraron novia. Allá además me dijo que las bodas suelen hacerse en agosto, así pa que se conzcan un poco, que si no tienen que salir a tocar el tambor al año siguiente. Bueno yo bromeo, pero me gustó.

Tras eso fuimos por el cañón, a lo largo del río, visitando los pequeños pueblos. Una genialidad lo de hacer terrazas en las laderas de las colinas para la agricultura, además de útil le daba una imagen supersuperbonita. En cada pueblo, como manda el turismo, había en la plaza del pueblo señoras con sus trajes típicos y sus yamas para hacerte una foto o señoras vendiendo productos de lana y todo, por supuesto, junto a una iglesia............construida por los españoles, como no. Yo, metida en mi papel de guiri, hacía fotos a cascoporro, pero pasaba de ponerme junto a las llamas o de comprar.

Tras pasar por varios pueblos llegamos a una especie de mirador. Allí nos dejó el bus e hicimos una mini caminata de unos 40 minutos. Menos mal que no escogí la versión de "trekking in Colca" porque ahora sé que habría muerto. La ruta era sencilla, pero yo respiraba y en mis pulmones no entraba aire, bueno algo entraría, pero sin oxígeno, Dios mío. Llego a andar 3 días y no sé qué habría sido de mí, probablemente la nueva Juanita. Tras la "dura" caminata llegamos al mirador del cóndor. La miradas fabulosas. El guía nos expplicó además que las montañas que teníamos enfrente separaban la sierra de la jungla. Además los ríos de la parte en la que nos encontrábamos iban al Pacífico y los de más allá al Atlántico. Un maravilla cuando miras allá y lo piensas.

Tras hacerme una foto con cada montaña, otra mirando al infinito en plan pensativa e intentar fotografiar una lagartija..... "el cóndor de los Andes descendió" GUAUUUUUUUUU Al princpio lo veía chiquito y casi lo habría confundido con un gorrión. Poco a poco se fue acercando mientras planeba sobre nuestras cabezas, pero parecía algo tímido. Propuse que alguien se hiciera el muerto, por ver si se acercaba, pero no hubo voluntarios. De pronto decidido voló sobre nuestras cabezas..... ¡¡VAYA BICHARRACO!! yo me puse nerviosa, empecé a decir "aquí viene, aquí viene, aquí viene" pero cuando pasó no atiné con la foto. Le vi hasta lo rojito del cuello, pero la foto al cielo no me quedó muy artística. Como se enteró que yo estuve lenta, repitió sobre nuestras cabezas, pero fui igual de lenta. Luego me subí a la Cruz del Cóndor, abriéndome paso entre multitud de bichitos volantes, para hacerme otra foto. Es que sólo tengo 800, sí, ya mañana cuelgo alguna.

Del viaje poco más quedó, una paradita para comer y vuelta por el camino de la muerte hasta Arequipa. Esta vez fue mejor porque la peor parte la pasé dormida y el resto hablando con el guía sin parar.

Al llegar mis vecinas de habitación se habían ido y en su lugar había un canadiense muy simpático. Empecé a hablar con él en inglés (ya no lo mezclo con el francés) y terminó invitándome a un mate que había comprado en Argentina. Se quejaba de su mal español y que así no podía comunicarse bien. Tras unas horas de charla en la terraza del hostel nos fuimos a la Plaza de Armas a comer en unos de los restaurantes con vistas a la catedral, superbonito y superrico. No le gustó el pisco-sour y ponía cara rara cuando bebía, qué risa. Yo comí, para variar superrico, pero luego casi no podía dormirme de lo llena que tenía la barriga, aunque el cansancio pudo con el palta relleno y con el nomeacuerdo criollo.

Me voy a coger un bus en dirección a Puno, pienso llenarme la boca de hojas de coca como una vaca y rumiar todo el camino, para llegar siendo persona.

viernes, 12 de febrero de 2010

Arequipa 2

Esta mañana no era persona, había ya luz y ruido pero seguía metida calentita en la cama con mi pelo lleno de confeti. Agarré fuerza y me fui a la ducha. Desenredarme el pelo después de una semana sin peinar y con confeti fue aún más difícil que levantarme.

Empecé la visita turística yendo al monasterio de la Recoleta. Al pasar por el Puente de Grau pude ver el Misti (el volcán de Arequipa) me hice algunas fotos aunque creo que no se aprecia muy bien porque andaba algo nublado.
El monasterio era bonito, pero no demasiado interesante en comparación con el del día anterior. Lo único que hacía que la visita mereciera la pena era una enorme biblioteca de dos pisos colmada de libros antiguos y donde olía a libro viejo. Los había de dierentes tamaños, grandotes y pequeñines aunque los temas eran básicamente religiosos.

Al salir de allí me dirigí al mirador de Huacayana, donde hay una hermosa plaza y desde donde, en los días que no está nublado hay una vista maravillosa del Misti. No tuve suerte, apenas se veía, pero igualmente me hice la foto, ya después le pongo el volcán con el photoshop.
Bajando la colina sentía como mis riñones sintetizaban EPO a toda leche, sí señor. Para ayudar me paré en bardecomidaperuananoguiridondecomenlosperuanosbarato y comí rico rico.

Entonces me entró la inspiración, "mi pelo está mal" me dije, quería ver cómo son acá las peluquerías. Me fui en busca de una y entré en una galería donde los peluqueros te atacan como los taxistas:10 soles el corte (2.5€), perfecto, me dije. Entonces le indiqué que me cortara las puntas y la señora me dijo que yo tenía muchísimo pelo. Cogió tres tipos de tijeras y empezó como Eduardo Manostijeras, cuando terminó....... SÓLO LAS PUNTAS!!! Me había dejado la melena a la mitad, había más pelo en el suelo que en mi cabeza. Oh Dios, definitivamente las peluqueras hablan una especie de esperanto que sólo ellas entienden. Me sentí como ese caniche al que le quitan sus ricitos y le dejan un ponpón en el rabo. Pero todos sabemos que entrar en una peluquería es como subir a un avión, no sabemos si la cosa saldrá bien pero ya no hay marcha atrás. De todos modos sigo siendo una mujer bella. Espero, además, que tener media melena y menos rubia haga que me digan menos cosas por la calle y dejen de silvarme como a un caniche.

Tras eso llevé a arreglar mi cámara pero me querían cobrar mucho y yo tengo ya mi truco de empujar con el dedo y si no funciona yo la acaricio con la dulzura que me caracteriza y el objetivo se acojona y se mete solo. Lo peor de la tarde ha sido escoger el tour del Colca (el canón más profundo del mundo, mucho más que el famoso cañón del colorado) No quería hacerlo sola así que he tenido que ir de agencia en agencia viendo que me ofrecían hasta que he encontrado una que me convencia. Ufffff A mi burro a mi burro le duele la cabeza, el médico le ha dado jarabe.....

Me iré pronto a dormir porque me recogen a las 8h y además me llegaron a la habitación una chilena y una inglesa simpáticas, a ver qué tal.

Arequipa 1

Al llegar sólo pensaba que era muy tarde y esperaba que me hubiesen guardado la reserva. Cuando salimos de la estación aquello fue como un documental de National Geographic "el turista indefenso camina hacia la única salida donde acechan miles de taxistas hambrientos, no hay escapatoria" Me conseguí un precio más bajo del que me habían recomendado así que en un principio me alegré, pero luego me dió miedo de a dónde me llevaría, aunque parecía un buen señor.

Para variar la habitación era compartida pero yo la única habitante. Estaba tan cansada que no quería ni cenar. Como tenía tele aproveché y me ví lo primero que encontré "Algo para recordar" Ohhhhhhhh, qué bonita.

El jueves me desperté con ganas de verlo todo. Me tomé el desayuno en un bar sólo frecuentado por peruanos, una bebida de quinua y un bocata de palta (aguacate). Tras eso me dirigí al museo arqueológico donde esperaba encontrar a "Juanita" la momia de la princesa Inca encontrada en la nieve hace unos años, pero sólo pude ver otras momias, ya que juanita en verano está metida en el frigorífico, si no le da golpe de calor.

Tras eso visité varias Iglesias, en una de ellas (no me acuerdo el nombre ¿la Merced?) me encontré con una masa de fieles cantándole al señor con coro y todo. Muy entusiasmados. Pregunté si podía hacer vídeo y como me dejaron ya lo colgaré. Lo malo es que me llevé toda la mañana tarareando "el señor es amor....." Paseé por la bella plaza de Armas, donde fui atacada por los vendedores de circuitos a los que mandé simpáticamente a seguir caminando.

Tras haber visitado varias iglesias, haber fotografiado casonas y haber entrado en dos museos me fui al mercado, a ver sencillamente la vida de la gente de por acá. Un mercado relativamente tranquilo, lleno de mucho vendedores ambulantes y donde le pedí permiso a una señora para poder fotografiar todos los tipos de papas de su puesto. Imaginense sólo un puesto de papas!!!! Al ver tanta comida me entró hambre así que me comí un tamalito en uno de los muchos puestos de comida que allí había, mientras, conversaba con la señora sobre mi viaje. Y me gané una merecida siesta.

Por la tarde fui al convento de Santa Catalina. La influencia española brotaba por todas partes, desde la contrucción, los adornos, las plantas e incluso los nombre de las calles del interior del convento: Córdoba, Sevilla, Granada, Toledo y Burgos. Es un sitio con encanto en los exteriores porque tiene la estética sumamente cuidada, aunque el interior de las celdas de las monjas daba mucho yuyu. Es un lugar donde hay una bella foto en casa esquina, no apto para fotógrafos (no saldrían de allí jamás). De esto tengo que poner fotos, lo antes posible, antes de que se me impaciente el lobito.

Cuando salí me dirigí a otra iglesia, sí, ya lo sé, hay muchas iglesias, pero es que lo españoles son así ¿para qué construir hospitales y colegios cuando podemos hacer iglesias? Llegando me compré unas palomitas superbuenas porque eran hechas de maíz gordote, eran como palomitas obesas, me encantaron (de hecho no pude cenar) Y desde el puesto de las palomitas aprecié un jaleo, música, gente reunida y para allá fui. Cuando llegué vi que era una especie de ceremonia religiosa totalmente paganizada y me gustó. Empecé a hacer fotos y me llovió confeti en la cabeza, me animaron para que me uniera al baile y lo hice sin pensar. Después de un buen rato bailando nos dieron pastelitos y vino y seguimos bailando y echándonos cadenetas y confeti. Se celebraba la "Virgencita de Alta Gracia" Tras un rato allí empecé a hablar con una chica que me dijo si quería ir algún día a comer a su casa y estuvimos hablando sobre España, sobre Perú y la vida en general. Luego fui atacada por unos niños y me vengué llenándolos de confeti. Muy ilusa yo me puse a correr como si no tuviera 28 años y como si no estuviera a más de 2000 m de altura, vamos, me dio una poquita de angina. Sobreviví a mi asfixia-taquicardia y decidí no correr más por el momento. Me quedé luego hablando con las nenas y sus papás. Todo el mundo me preguntaba de dónde venía y si me gustaba, si estaría para el carnaval....... La verdad que fue una tarde genial y muy muy animada.

Cuando llegué al hostel estaba reventada y llena de confeti, al quitarme el sujetador cayó al menos un kilo y esta mañana aún tenía en el pelo. Puse la tele para adormilarme mientras veía los últimos cortos de "Paris, je t'aime"

jueves, 11 de febrero de 2010

Nazca

El martes cuando me levanté, con el p...... gallo y tras recoger mi ropa vigilando por el rabillo del ojo al Rosweillwer-Godzilla, me dirigí a comprar mi billete de autobús. La estación allá era estación por llamarla de alguna manera. Unas cabañas de paja en las que había unos asientos en donde me quedé esperando a que abrieran mientras que un gato y un perro se me refregaban por los pies aunque les gritara para que se fueran.

Salí hacia Nazca. Había pensado pasar por Ica pero lo más importante de allá son los viñedos, cosa que no me motivaba demasiado y por el contrario me contaron más de una historia de robo allá, así que preferí quitarla de mi ruta.

En el bus empecé leyendo a Galeano pero pronto pasé a algo mucho más cultural como ver la pelicula que proyectaban en el bus "Resacón en as Vegas". Aviso muy importante, JAMÁS NUNA JAMÁS LA VEAN. Ha dañado seriamente mi sistema neuronal, de un modo totalmente irreversible.

Al llegar a Nazca pasaron a recogerme y me llevaron a un lindo hostal regentado por una familia. Mi habitación era compartida pero solo estaba yo, así que genial. Lo primero que hice fue COMER, ya que estaba que me moría. Comí sopa de pollo, ají de gallina con chicha morada. Todo muy rico por aproximadamente 1€. Tras eso me fui de excursión por allí. Preguntando encontré al manitas del pueblo "reparaciones Gavilano" (que lo arregla con la mano cuñaaaooooooo) y le dejé mi cámara. Me dediqué mientras a divagar por el pueblo y entrar en internet. Cuando recogí mi cámara Don Gavilano me explicó que los engranajes tenían arena dentro y de ahí el ruido. Él no podía repararlo pero me dio la solución de cuando la cámara recoge el objetivo le empujo con el dedo y ya está. Tecnología punta, pero funciona genial. Me fui a la cama prontito porque me sentí una poquita indispuesta.

Por la noche la mezcla de nervios y gastroenteritis no me dejaron dormir demasiado bien. Pasaron a recogerme a las 8 y para evitar cualquier salida de líquido durante el vuelo evité desayunar al mismo tiempo que me tomé dos fortasec. Cuando llegamos aaeropuerto estaba nerviosa, no sólo por poder ver finalmente las famosas líneas de Nazca, sino porque tenía que montarme en una miniavioneta con un montón de gente y aquello tenía que volar. 2 alemanas, 1 polaca, 1 finlandés, 2 estadounidenses, el piloto y la española, uff. Pero aquello cogió carrerilla y ... volóooooooooo.
No sé si conocéis las líneas de Nazca. Son unos dibujos geométricos y de figuras realizados por la cultura Nazca (preinca) en la arena del desierto. Lo hicieron moviendo rocas cuyo color había sido modificado por el sol y aunque hay muchas teorías realmente no se conoce cuál era su función.
La única manera de verlas es desde el cielo, ya que desde el suelo no se aprecia nada. La avioneta sobrevuela cada figura, los turistas se vuelven locos haciendo fotos por un lado de la avioneta y luego vira para que se vea desde el otro lado de la avioneta, de ahí el mareo.
El vuelo dura sólo unos 30 minutos y cuesta unos 50€ pero merece la pena, la experiencia aérea y el ver uno de los misterios de la Tierra.

Tras eso intentaron venderme un circuito pero pasé, entre otras cosas porque ya tenía mi bus destino a Arequipa. Mi compi de asiento era un aventurero. Un profesor canadiense que se había recorrido todo el mundo y que ahora tenía 4 meses de vacaciones y andaba por sudamérica. Acababa de llegar de Ecuador y luego iba a Argentina. Me estuvo contando historias y me encantó. Luego pusieron dos películas infames que me hicieron dormir. El viaje por la costa merecía la pena aunque no logré tomar buenas fotos, pero la carretera bordeaba las montañas junto al mar junto a un precioso acantilado por el cual pensamos en algún momento que íbamos a caer. Me fijé que ponía "curva peligrosa" pero no límite de velocidad, su madre, qué susto.
Cameroon Díaz en una película sentimental me sacó del susto hasta que llegué a Arequipa y allí : su madre, qué frío!!!

Me echan de ciber...

FOTOS

Hola, ya sé que no estoy subiendo fotos, primero tengo que ordenarlas un poco. Ahora es algo tarde y estuve farreando así que las subiré mañana pero creo que no las pondré en las entradas porque me ocuparñan mucho. Voy a intentar subirlas a otra página tipo fotolog o picasa y ya mañana subo un puñado y pongoi aquí el link. El problema es que tengo muchas fotos y cuando digo muchas es que son MUCHAS.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Paracas

El mejor bus que cogí en mi vida..... Cruz del Sur, es que les haría un anuncio gratis. Asientos anchos y separados, casi totalmente reclinables y COMIDA!!!! Les doy un 9 porque las películas proyectadas eran una basura. Salir de Lima nos llevó más tiempo de lo que esperaba, atravesando lo que allá llamaríamos chavolas, que aquí no es más una casa que te has hecho como has podido cuando has venido a la gran ciudad en busca de trabajo. Me llamó especialmente la atención un barrio que se llama "escaleras", está construido en el lateral de unas colinas a las afueras y para acceder a las casas hay inmensas y empinadas escaleras pintadas de amarillo. La gente que subía, parecía desde lo lejos hormiguitas.

Paracas es un viento del desierto situado a unos 300km aproximadamente al sur de Lima. También es el nombre de la reserva natural que abarca kilómetros de desierto y playa y también es el del pequeño poblado que fue construido allá. Es un pueblín costero de pequeñas construcciones, que son más seguras en caso de terremoto, que fue arrasado por el Tsunami que se formó con el terremoto de Pisco de 2007, ya que el epicentro se situó adentro en el Pacífico.

Dejé todo en un albergue lleno de argentinos y me fui a pasear por el pueblo.... me lo recorrí de dos zancadas. Paseé por la playa, donde las familias se amontonaban por la arena y los amigos jugaban al fútbol o a la lucha. Aquí estamos en verano. Tras mi paseo por la playa me resistí a volver a encerrarme rn el albergue. Me compré una cerveza cusqueña y me quedé allá en el paseo marítimo contemplando la vida pasar. Cuando se hizo de noche y me llegó el típico pesado que va de simpático pero realmente lo único que quiere es vender un circuito turístico, me volví.
Cené con millones de argentinos y dos francesas algo estiradas (parisinas) y luego a la cama. Bueno, olvido decir que antes hice la colada y un infarto. Iba buscando en el patio trasero dónde tender la ropa y en la oscuridad no vi el puto rossweiller (o como se escriba) negro que estaba durmiendo. De pronto escuché el alarido de Godzilla y vi unos ojos brillantes y una boca abierta corriengo hacia mí...... ni Husain Bolt!!! Yo tengo el nuevo récord mundial y una poquita de infarto. Estaba atado y cuando la correa dio límite que paró, ufff.

Pensaba que dormiría bien pero si dos cosas había allí eran: mosquitos cabrones y un gallo totalmente imnombrable que en vez de cantar a las 7 empezó a cantar a las 4 y no paró. Estuve a punto de salir y retorcerle es pesquezo pero estaba tan calentita en mi saco.....

Al día siguiente (lunes) tenía día guiri total. Empezamos con un viaje en barco a las Islas Ballestas o también conocidas "Las Galápagos de los pobres". Están situadas a unos 15km de la costa, así que te montan en una lancha y te vas pa'llá a toda leche. Por el camino se puede ver en una montaña junto al mar una impresión en la tierra en forma de candelabro. No se conoce muy bien el significado, algunos aseguran que era una manera de orientarse de los marinos de la cultura Paracas.
Las islas son una pasada, pequeñas, pero las rocas erosionadas por el oleaje toma formas curiosas y además están acompañadas una fauna variada. En las calitas hay tantos leones marinos que parecía una alfombra marrón. Se juntan en harenes de macho y 15 mujeres más bebés. Había bebitos superlindos. Gritaban tanto que parecía aquello un partido de fútbol lleno de seguidores frenéticos. También nos sobrevolaban todo tipos de aves, cuyos nombres no puedo recordar. Y vimos también pingüinos enanos y pelícanos. Contado así la verdad que no tiene nada de espectacular así que ya subiré fotos y vídeos para que os hagáis una idea.

Tras eso, me compré unas uvitas y me fui a la reserva natural. Más de lo mismo, desierto y playas, pero unos paisajes espectaculares. Suele haber flamencos en sus migraciones y ballenas, pero no es la época, buuuuuuuuuuuuu. Estando allí se levantó el viento Paracas, que normalmente lo hace en agosto, pero aquí aseguran que el tiempo se volvió loco. Estuvimos paseando por el desierto y luego nos hicieron la típica encerrona turista: nos dieron hora y media para comer, dentro del parque. Por supuesto tuve que comer porque tenía hambre y aunque es más caro de lo habitual me salió por unos 5€. Estuve con dos francesas de Estrasburgo comiendo un cebichito bien rico. Tras eso un poquito de playa y volvimos al pueblo.

La tarde fue genial. Contraté un servicio de bugi (o algo así), son coches en plan esqueleto, todo hierro y al descubierto, para literalmente hacer el cafre por las dunas. Íbamos un grupo de 10 en principio porque no salen con menos de 3 personas, pero al final se rajaron y salí yo sola con el conductor. Al proncipio me subió a una duna y cuando la bajé me asustó, pero porque me pilló desprevenida hablando. En seguida me acostumbré y empezamos a subir y bajar dunas, a cogerlas de lado...... adrenalina!!!!! También huce sandboard, es decir, una tabla, la engrasas, la pones en el suelo y te subes... yupiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii por la duna pa'bajo!!! La primera vez lo hice sentada, después tumbada y finalmente de pie. La primera vez que lo hice de pie metí un "jardazo" buenísimo, pero me recuperé y lo repetí dos veces más. Como me vio animada, me llevó a "la duna más grande", que yo cuando la vi dije "se va a tirar rita", pero bueno, pueden llamarme Rita. La tabla voló hacia abajo rapidísimo y la arena me daba en la cara y dolía, una pasada. Para terminar ya en un nivel superior el conductor hizo una excepción, yo al principio pensé que me exageraba, pero después en el albergue y la agencia me confirmaron que es una excepción: ME DEJÓ CONDUCIR EN BUGY POR EL DESIERTO. He aquí, una conductora nata, subidora y bajadora de dunas e inclunadora de coches :)

Después de mi día adrenalínico volví con la cámara estropeada por la arena, pero contenta, muy contenta y cansada. Entonces cuando iba a ducharme tuve que bailar con Fabi, la hija pequeña de 3 años de la señora del albergue y también tuve que hacerle un puzzle de winni de pu, barney y todos estos. Cumplida mi misión me duché y cené, de nuevo rodeada de franceses ya que los argentinos habían seguido al norte.

Dormí un poco, justo lo que me dejaron el gallo y los mosquitos.

martes, 9 de febrero de 2010

Lima 2

Lo primero: no había aire y no pude hacer parapente. Venga, todos juntos:ooooooooooooohhhhhhhhhhhhhhhhh. Pero lo intentaré cuando regrese a coger mi vuelo a Lima. Ahora mismo estoy en Nazca pero os quería terminar de contar qué tal fue mi vida por Lima.

El miércoles resultó muy muy cultural ya que empecé visitando el museo de antropología y arqueología. Lo que más me gustó, los cráneos trepanados a mala leche, si los médicos de hoy en día hicieran eso.... Algunas curiosidades como un cuadro de la última cena pero de la escuela de Cuzco, en el que el pan y el cordero han sido sistituidos por la papa y el cuy (una especie de coballa o conejo que comen por acá). Le tomé unas fotos a unos amuletos para la fertilidad, espero poder colgarlas luego porque no tienen desperdicio. Y visité la casa de Bolivar.
Por la tarde salí sencillamente a pasear con Óscar, a visitar iglesias y lugares curiosos. He tenido que venir yo hasta aquí para que conozca un montón de cosas, lo típico, uno no suele hacer turismo en su propia ciudad. Después de toda la tarde paseando nos cogimos en bus de "Arequipa, arequipa, todo arequipa....." y nos fuimos hasta Miraflores. No me gustó en barrio. Es el que recomiendan en las guías y que dice resultar más seguro, pero lo primero que me encontré al descender del bus fue un MacDonalds. Todo demasiado occidental y es allí donde están todos los turistas que yo echaba en falta por las calles del centro. Sigo sin entender a los turistas que van a un país y se quedan en las zonas que se parecen más a su país de origen.... ¿pa' qué viajas calamá? Además estaba lleno de casinos y tiendas y KFC....... horrible. Al final nos dirigimos al paseo marítimo donde hay un Moll ¿se escribe así? lleno de extranjeros y peruanos pitucos (pijos). Y de allí al parque del amor, que para hacer honor a su nombre estaba lleno de parejitas besándose, fuimos los más castos de la reunión. Y la versión peruana de la gitana vendiendo claveles no faltaba.

El jueves por la mañana intenté hacer parapente, pero no había viento así que me fui a la "Huaca Pucllana" Es una construcción piramidal, pero no es una pirámide, rodeada de restos aequeológicos de plazas y casas. Es de la cultura Lima, que habitó en el lugar antes de que llegara el imperio Inca. Se descubrió hace 40 años y hasta entonces sólo había sido un monte en medio del barrio donde la gente iba a hacer motocrós. Me encantó porque los chachos tenían hasta una técnica antisísmica para colocar los ladrillos (que aquí la tierra tiembla de vez en cuando) y en los ladrillos hechos a mano aún se veían las huellas de los dedos. La parte mala, que a pesar de envadurnarme varias veces con factor 50, me quemé como un salmonete y ahora tengo la nariz pelándose. Esa tarde me quedé reposando, porque estaba muerta.

El viernes después de escribir unas entradas en el blog me fui a intentar hacer parapente de nuevo, pero no había viento. Tras esperar una hora decidí volverme a comer e intentarlo en otro momento. Hice una siesta de campeonato y después me preparé para irme de farra a la peruana (me puse unos vaqueros y una camiseta) Fuimos a Barranco, un barrio cercano a la playa, zona de marcha y precioso. La calle donde se encontraban las discotecas me recordaba a las imágenes de Nueva Orleans, por las terrazas, pero no había soportales.
Nos dejamos convencer por uno de los relaciones públicas y entramos a tomat un pisco-sour en un bar con buena música latina. En poco tiempo ya estábamos hablando con todo el mundo. Es lo bueno que tienen los peruanos, que son muy amigables y simpáticos. Estuvimos de fiesta con un grupito y terminamos de after en casa de Diana. Cuando llegamos su primo se despertó y se nos unió, su prima se lo pensó, pero su abuela no se unió. Tras el after nada como irse a la playa con un bañador prestado. Sí señor, me he bañado en el Pacífico, es más, dos olas me han revolcado por toda la playa con las patas no sé ni pa dónde.

El sábado cuando llegamos comimos y luego una merecida siesta antes de ir al espectáculo de danzas regionales. Precioso, la que más me gustó, sin ninguna duda fue "La Marinera" que por cierto la bailaba el primito de Diana que se nos unió al after la noche antes. Voy a ver si puedo subir el vídeo, porque me gustó mucho, es una danza de cortejo y el traje de la muchacha superlindo.

El domingo por la mañana hice mi mochila y salí de Lima con destino a Paracas, pero eso es otra historia y...

viernes, 5 de febrero de 2010

Lima 1

No es una ciudad, es un mundo o más bien muchos mundos.

Elmartes por la mañana óscar me acompañó al centro, no quería que fuese sola porque podía resultar algo peligroso. Creo que no era muy consciente de cuan diferente era todo esto hasta que salimos de la casa y nos dirigimos a tomar (que no coger) el bus. Aquí el sistema de buses es completamente distinto, no hay líneas que hagan un recorrido conocido y que tengan su número, su parada y su mapita en ésta. Aquí hay ¨cienes y cienes¨de autobuses diferentes, nada de una sola empresa y luego los hay de todos los tamaños, las combis y los taxis. Estos últimos son curiosos ya que en vez de llevar una luz verde indicando que van vacíos pues cuando ven a la gente pitan por si los quieres tomar, sobre todo si eres alta, rubia y con pinta total de turista. Para conocer el trayecto de los buses, de cada uno sale por la puerta un homber, que es el mismo que cobra el pasaje y va diciendo el recorrido, ahora iré en uno que dirá ¨Arequipa, arequipa, todo arquipa, miraflores, barranco!!!!!!!! que es como si en Sevilla te dijeran ¨colón colón todo colón, la palmera, bellavistaaaaaaaaaaaaaaa. A mí, sinceramente, me encanta ste sistema, es muy vivo, mucho mejor que la voz de rancia del meto de Sevilla. Aunque tengo que reconocer que es un poco lioso. La circulación...... es un caos, la ley del más fuerte y para mí una diversión, es casi los coches de choque, pero sobre asfalto, pero hay un control que escapa a mi explicación por el cual dos buses que se acercan con un taxi en medio nunca llegan a tocarse.... todo un misterio.

En el centro visité la Iglesia de la Merced, que no me llamó la atención por la ornamentación barroca sino por el número de fieles, aquí la gente cree de verdad. Tras esto me fui a la famosisisisisima Plaza de Armas, jop, es realmente bonita. Me sorprendió la ausencia de turistas. Aquí en Lima cualquier plaza está llena de gente, abuelos conversando, una pareja besándose y niños jugando. Pero allí parecía ser yo la única venida de fuera del Perú. Las construcciones son una pasada y los balcones de madera una auténtica maravilla. Tengo ya casi 300 fotos, pero no meteré ninguna en esta entrada porque ya me ha dado más de un susto este ordenador.
Tras fotografiar la Plaza desde todos los ángulos, conmigo, sin mí y con Óscar, tomamos rumbo incierto. Tan incierto que terminamos en el museo de la literatura, situado en la antigua estación del tren. Allí por ejemplo descubrí que Pablo Olavide era peruano y pude leer poesía en quechua.

Luego de tan bonita experiencia encontramos algo más macabro para compensar. La visita al convento de San Francisco en el que se pueden ver azulejos sevillanos por las paredes, los estragos de los terremotos y cúpulas mudéjares. Lo que me maravilló fue la biblioteca, lástima que no se pudieran hacer fotos. Había miles de libros superantiguos, enormes, en altísimas librerías con escaleras de caracol para el acceso. Tras esto llegó la parte morbosa, una cripta fría, bajo la iglesia, con olor a humedad y donde se acumulan historias de sucesos paranormales y millones de huesos. Me gustó y he revisado mis fotos a ver si salía algún ente, pero no he tenido esa suerte, qué lástima.

El resto de la mañana lo dedicamos a pasear por el barrio Chino de Lima, calles llenas de comercios y lugares variados en los cuales me parecía estar en una película. Como buena turista hacía fotos a una pequeña tienda, al señor que limpia los zapatos a otro, a esta casa, a esta otra, ante la atónita mirada de los viandantes que pensarían ¨esta turista es idiota¨ Volvimos a comer unas buenas papas a la Huancayna y pollo con pato.

Por la noche la mamá de Carmen se nos unió y volvimos al centro a ver los edificios iluminados, bien bonitos también. Dimos un paseo por la alameda junto al Rimac y comimos por los diferentes puesto: tamal verde, picarones, arroz con leche y hasta emoliente. Un buen paseo tranquilo dándome cuenta de que a los peruanos les gusta mucho disfrutar del aire libre, aunque claro no lo dije, aquí es verano.

Podría contaros que pasó el miércoles, pero tengo que toma el bus AREQUIPA AREQUIPA TODO AREQUIPA MIRAFLORES!!!!! para irme a hacer parapente. Intentaré contaros más mañana e introducir las fotos.

Al fin en Perú

Sí, lo sé, he tardado en escribir y algunos me han dicho que diera señales de vida, lo siento estaba haciendo turismo, jijijijijijiji



El lunes bien tempranito salí camino del aeropuerto, inexplicablemente estaba muy tranquila. Sentada a la espera de mi vuelo leía en la guía información del país y su historia. En el vuelo hacia Madrid me tocó al lado un pija...... pa retorcerle el pescuezo, pero sólo tuve que aguantarla 50 minutos. Madrid, pasada fugaz. Al montarme en el vuelo hacia Lima me sentía como si fuese la primera vez que volaba, era mi primer cruce de charco. Mucha gente, descontrol y otra fresita sentada a mi lado. Al principio estuve leyendo pero al final, dado que las películas que proyectaban era más dignas de Alsa que de Ibera, teminamos rajando y rajando. Era una periodista limeña que venía de pasar unos meses en Francia. Me hizo unas consultas médicas muy importantes ... sobre el botox, la rinoplastia y la liposucción, por supuesto mi especialidad.



Mi llegada fue maravillosa, no me perdieron ni dañaron la maleta, pude cambiar el dinero sin comisión o al menos eso me dijeron y, lo más importante, no me registraron!!! supongo que he dejado de parecer una terrorista. Surgió sólo un pequeño problema. La noche antes mi amiga Carmen me había confirmado que su mamá vendría a recogerme y me dijo que se parecía a ella y que llevaría un cartel con mi nombre. Cuando salí por las puertas miré entre toda la gente allí amontonada y ........... todos se me parecían a Carmen! Vale, los chinos son todos casi iguales, los peruanos no, pero yo buscaba a alguien morena entre un montón de morenos. Me abrí camino entre un montón de taxistas diceindo ¨taxi, taxi, taxi¨y claro, me di cuenta que era la guiri número 1. Tras algunas vueltas escuché mi nombre, ¨Alba, Alba¨ que salía de un grupo de personas agolpados junto a la salida y yo, para no ser menos, grité ¨Nélidaaaaa¨y una señora se dio la vuelta, sí señor ahora si reconocí en ella los rasgos de Carmen. Había habido un pequeño olvido de cartel, subsanado por un grito a tiempo.



La mamá de Carmen y su hermano Óscar me llevaron hasta su casa, allí me tienen de invitada de honor, me están tratando de maravilla. También conocí a su otro hermano, Julio. Cenamos mientras conocíamos hablando y poco después subí al dormitorio y caí rendida en la cama.

PD. Quería añadir fotos del Río Amazonas desde el avión, pero este ordenador me va a volver loca.