martes, 8 de octubre de 2013

¿Bienvenidas a Cuba?

Antes de iniciar esta dificultadisima entrada he de decir tres cosas muy importantes:

1. Hace dias que infructuosamente intento realizarla.
2. El ordenador me bloquea todo dispositivo que conecte por lo cual es imposible subir fotos.
3. Tendre que escribir tristemente sin tildes.

Describir mi viaje y nuestra llegada podra ser visto como una tragedia o como una comedia, intentare hacerlo de la segunda manera.

Mi salida de Barcelona y llegada a Madrid podriamos describirlas como dentro de la normalidad, sin embargo supe que la normalidad se acababa en plena T1 de Madrid cuando me encontre haciendo cola en algo nada parecido a la cola y donde un amplio grupo de cubanos se amontonaba entre maletas y paquetes de envio. Tranquila, leyendo, espere y espere. No recuerdo cuanto tardaron en abrir el check-in, bastante. Algo similar pero bastante mas divertido fue lo que ocurrio en el embarque: "pueden embarcar la primera clase y las familias con niños" sin embargo se formo un barullo de personas de diferentes filas, todos gritando, algunos queriendose colar, otros con una tele bajo en brazo... "ya estoy en la Habana" pense para mis adentros, sonrei mimetizada con el ambiente y me cole como debia.

El avion era antiguo, muy antiguo y mas aun incomodo. Podria subsanarlo, tenia para leer y para escribir. Los chicos que iban a mi lado, unos españoles medio chonis no paraban de quejarse. Una vez embarcado el avion nos tuvieron dos horas esperando, sin aire acondicionado, sin ningun tipo de refrigerio, entonces pense que Ryanair no seria tan malo. Realmente me daba un poco igual el asiento, cierto que era incomodo, pero me dormi. Me daba igual que no pusieran pelicula. Mi unica preocupacion era que aquel avion del año tres no se estrellase y a dicha preocupacion no ayudaba el sonido de "tacatacataca" justo encima de mi cabeza.

Tras no recuerdo cuantas horas de viajes en las que por algun extraño motivo no tuve niños golpeandome la espalda ni llorando durante todo el viaje, atravesamos un mar de nubes y entonces aparecio en el horizonte, una mancha que segun se acercaba mostraba su verdura. Cuba es verde, me dije, es vegetacion, es humedad. Si, ya estaba en Cuba, despues de tanto tiempo deseandolo. ¡Que feliz estaba!

Dado que llegaba con dos horas de retraso me apresure por el aeropuerto para llegar pronto a inmigracion, pero fue en vano. Me faltaba el papel, menudo fallo, cosas de Cubana de aviacion, que se olvidaron de repartirlo. Con gran interes en la inmersion cultural volvi a colarme en la fila ya con el papel y alli legalmente entre en el pais. Tras mil envios por fin aparecio mi mochila y pude abrirme paso hasta donde Luisa agitaba los brazos. Llevaban dos horas esperandome, nadie habia ido a recogernos.

Mi plan en caso de no ser recogida era irme al Hotel Nacional para poder entrar en internet puesto que la direccion que teniamos estaba mal escrita. Alla fuimos las tres, llenas de ilusion confiando en que tarde o temprano apareceria una solucion. Taxi arriba, entrar a un restaurante para hablar mientras en dueño me intenta alquilar una habitacion, hablar con un botones que nos presenta a un huesped que nos deja su telefono para llamar que nos consigue y paga un taxi y al final... todo solucionado. Me resulto hasta divertido.

Ya ubicadas en casa de la adorable Ines, una ginecologa que para llegar a fin de mes alquila las habitaciones de su lindo duplex del vedado con vistas al hotel Capri y al Nacional, su hijo nos acompaño a un Paladar (casas particulares que hacen comida a un precio razonable), el Paladar de Los Amigos donde pudimos comer por fin comida de verdad y no de avion, una ropa vieja con congri para irnos a la cama contentas. Ya, ya estabamos en Cuba, evidenciamos dificultades, pero asi es, nos gusta.

viernes, 27 de septiembre de 2013

La Habana y su Escuela de Salud Pública.


Hace tiempo, mucho tiempo, tanto que ni llego a acertar si fue hace dos años o tal vez un poco menos. Recuerdo un grupo de amigos, ilusión en el ambiente, una plaza del Raval y brisa fresca.  Era nuestra primera reunión no oficial de la rotación de Cuba. 

Ya hacía tiempo que inspeccionando posibles destinos para mi rotación externa había encontrado una estancia en la Escuela de Salud Pública de la Habana que había llamado mi atención. Pensé entonces que sería interesante poder conocer otro tipo de Medicina diferente al que realizamos aquí, sobre todo en un país en el que, a pesar de sus dificultades económicas, consigue tener indicadores de salud comparables (e incluso superiores en algunos casos) a los de países europeros o norteaméricanos. 

Poco a poco nos fuimos informando, cambiando rotaciones, realizando papeleo, pero nuestro sueño y nuestra ilusión se vino abajo cuando en 2012 no ser permitió la salida de residentes a este curso, por motivos que desconocemos. Mientras nos encontrábamos en busca de alternativas, a Lorena le pudo más la insistencia y escribió de nuevo a la Habana restableciendo un contacto crucial que marcaría un antes y un después en la evolución de nuestra historia cubana.

Conscientes de nuestro interés en el curso, desde La Habana reiniciaron todo el proceso. Sería muy aburrido explicar toda la burocracia que debimos de realizar pero cualquier español medio puede imaginar lo que esto significa: papeles que necesitan de la presencia de otro papel, aceptaciones que se demoran... En fin un esfuerzo que creo que se verá recompensado en los próximos días. 

Durante todo este tiempo nosotras nos dedicamos a mantener la ilusión, a informarnos, a escribir a Cuba una y otra vez para cada cosa y, lo mejor de todo, a coordinar nuestros horarios de consultas y guardias para poder acercarnos al "Margarita blue" y allí, con un cóctel en mano, dejar volar nuestra imaginación y organizar el viaje. Estos encuentros inicialmente puntuales se hicieron más frecuentes, todo lo que permitieron nuestras guardias, una vez que teníamos nuestra confirmación de la rotación.


Por el camino quedaron otros compañeros a los que probablemente echaremos de menos pero también se unieron nuevos fichajes aún por descubrir que pueden dar otra visión o ser amistades futuras aún no conocidas.

Cena el el Paladar del Son
Como colofón final tuvimos que tener la cena cubana, con su buena cerveza cubana. Desde entonces ya todo fue organizar lo que faltaba, lo que no podíamos olvidar, una guardia,  el dinero que teníamos que reunir para el curso, buscar alojamiento, otra guardia, resolver el visado, leer sobre Cuba, otra guardia y así hasta rozar el infinito. Unos meses de verano intensos a nivel laboral por lo que nuestro proyecto implicaba, sin embargo es ese esfuerzo que realizas con una fuerza que sale muy de adentro porque tienes la certeza de que tu trabajo se verá finalmente recompensado. Así, a pesar de nuestras diferencias, siendo un grupo heterogéneo no sólo por nuestro origen sino por nuestra manera de concebir la vida, allá vamos, a una experiencia que estoy segura que marcará nuestras vidas.

  Personalmente tomo este viaje como un reto, como un regalo a mi esfuerzo y dada las dificultades que he sufrido los últimos meses casi como un premio. Si hay algo que siempre me ha motivado ha sido el viajar, el conocer y mezclarme con la cultura a la que me dirijo. Ahora además tengo la oportunidad de hacerlo desde mi trabajo con el que tanto disfruto y con una perspectiva, la de la salud pública y la promoción de la salud que son, desde mi punto de vista, el verdadero futuro de la medicina.

En tan sólo 6 horas estaré subiendo a un avión, cargada de ilusión, con algún que otro nervio y una pizca de miedo, pero esa sensación ya experimentada en tantas ocasiones es la que me dice que no me equivoco, que voy a donde quiero y que estoy haciendo lo que realmente deseo, creo que hay pocos sentimientos tan placenteros en la vida. A tan sólo 6 horas, todo listo, todos despedidos, yo sin sueño, aquí escribo mientras Ibrahim Ferrer me susurra sus versos... qué felicidad!