jueves, 11 de marzo de 2010

Potosí es todo iglesia

Eso es lo que se suele decir por allá y la verdad es que razón no les falta. Dediqué mi tercer día a visitarlas y puedo asegurar que eran muchas.

Empecé en el monasterio de Santa Teresa. Era sólo para hijas de familias acomodadas y entrar allí era una especie de privilegio, aunque era de clausura y muchas de las chicas que entraban allí a sus 15 años no salían más, de hecho están allí enterradas. La fundadora fue una hermana muy exigente que había venido de Ávila y por lo que contanban de ella tenía que haber sido tremenda. Además de la clausura tenían voto de silencio y de pobreza. Casi me muero cuando me enteré que sólo podían hablar dos horas al día. No comían carne, su cama no tenía colchón y debían rezar unas 7 veces al día. Reconozco que yo me habría vuelto loca.

Lo que más me llamó la atención del convento es que, a pesar de que las monjas vivían en condiciones muy básicas,l tenían muchos tesoros que ahora son expuestos, era la dote. Las familias tenían que entregar regalos para que fuesen aceptadas, así el oro y la plata abundaban por todos los rincones. Nos mostraron incluso espejos cuyo reflejo no era producido por un cristal sino por una fina lámina de plata..... ver esto después de haber entrado en las minas es totalmente encolerizante. Además realizaban trajes para las vírgenes con los que ellas portaban el día de su llegada, de lindas telas. Sus cabezas eran rasuradas y el pelo utilizado para las mismas vírgenes.

Un poco decepcionada y al mismo tiempo algo enfadada me fui a ver la iglesia de Copacana y San Benito. Entonces me di cuenta de que mi guía azul, además de tener mal algunos teléfonos y direcciones también tiene errores en los mapas, no es que me perdiera, que os veo venir, el mapa estaba mal hecho.

Tras mi larga y religiosa mañana degusté unas deliciosas salteñas en la plaza del mercado y me manché los últimos pantalones limpios, que ya no lo eran. Con mis pantalones llenos de salsita picante seguí visitando numerosas iglesias. En una de ellas encontré que la AECI (Agencia Española de Cooperación Internacional) la había convertido en una escuela de carpintería, me colé por allí y vi a los chavalitos trabajando en el taller. ¡qué lindo aprender un oficio! Bravo por la AECI.

Seguí algunas horas buscando, encontrando y fotografiando iglesias y casonas. Durante mi trayecto me llamó la atención la manera de ir al cole en Potosí. El niño potosino lleva uniforme, mochilón ¡ y va escopetado! Yo creo que la mochila es tan grande porque llevan reactor, qué forma de correr. A mí me producía pánico cuando veía que un grupo venía hacia mí... "¿por la derecha?¿por la izquierda?, uhm mejor me quedo quieta y que las termitas me pasen por donde puedan... mujer de hielo"

Después de ese gran paseo decidí meterme en un guiribar y me tomé el café más rico que he probado desde que estoy aquí, aunque me costó lo mismo que un almuerzo en el mercado (unos 80cts), pero lo necesitaba.

Cafeteada me dirigí a la casona a reservar con pago incluido el albergue en Sucre. Una vez allí comprobé que podía comprar también el billete de bus. Me explicaron que si no se paga es fácil que quiten la reserva porque la gran parte de los turistas reservan y luego no se presentan, así ellos pierden dinero. Desgraciadamente no tenían cambio de 50, así que me fui a una confitería cercana y me compré unas pastas............. maaaaaaaaadre!!!! qué ricas!!!! Estaban tan buenas que volví a felicitar a la señora.

Como era viernes pensé que quedarme sola en el hostel era muy triste. Pensé irme a los pubs para turistas del centro, pero eso de hablar inglés y escuchar música gringa en Bolivia no me motivaba. Empecé un paseo nocturno que terminó en la plaza del mercado donde unos humoristas callejeros hacían una representación. Tenían un humor fácil y parecía una representación de fuego de campamento pero me hicieron reír un buen rato. Como era la única turista entre un montón de bolivianos y mi altura me hacía sobresalir, uno de ellos se dirigía a mí constantemente y me hacía bromas que la verdad fueron más elaboradas que las que había recibido hasta el momento. Tras un par de hora riendo y tras haberles dado unos 5 bolivianos (50 cts) me fui pensando que esta noche había sido la más aunténtica que podía haber tenido.

3 comentarios:

lobobailon dijo...

En el convento te hubieras vuelto loca sólo por el voto de silencio, que eres como la canción de los Mojinos!!
Por otro lado, seguro que la guía azul estaba mal, si si...
Te perdiste!!!!!!!!

Anónimo dijo...

lo del voto de pobreza...es fácil acoplarse... el no comer carne...bueeeeno, HABLAR SÓLO 2 HORAS AL DIA!!!! Sería lo último que querría pa mi Alrrrrba, vamos!!Nunca!!jajaja
Por cierto Fer, que canción de mi primo?

Alba dijo...

La guía azul tiene mal los datos y las calles del extraradio de Potosí