martes, 9 de marzo de 2010

Día 3: fin del tour

Nos despertamos a una hora inhumana y además no había luz, salimos sin desayunar. ¿tan temprano por qué? me preguntaba yo. La respuesta es que los geiséres que íbamos a visitar deben verse temprano porque con la claridad deja de apreciarse el vapor de agua. Cuando llegamos a ellos no sé qué era peor, si el frío, el ruido que éstos producían o el olor a azufre (que para el que no lo sepa es a huevo podrido). Las canadienses pasaron de bajarse e hicieron las fotos desde la ventanilla del coche. Yo creo que, ya que estamos aquí hay que ir a por todas, así que me retraté como pude.

Unos minutos más tarde ya amanecía y llegábamos a las termas. Llevaba 3 días sin ducharme y mi cuerpo me pedía que me lanzase directamente a la poza, sin embargo mi sentido común me decía que tenía puesta una camiseta térmica, un forro polar y el cortavientos y que el frío NO es psicológico. Tras un rato observando cómo salía vaporcito de agua y la sonrisa en la cara de los guiris, me dije, "joder patxi allá vamos". Hice un rápidp streeptease nada elegante y me faltó hacer una bomba. Una vez dentro sentí un enorme placer, realmente estaba muy calentito, pero sólo si lo único que mantenías fuera era la cabeza. Teníamos prisa porque teníamos que dejar a las canadienses en la frontera con Chile a las 9 pero no queríamos salir del agua (ellas no se habían metido). Nos hicimos de rogar pero al final no tuvimos escapatoria. Para el desayuno teníamos tortitas!!!!!! Y mientras las comíamos bailábamos al son de la música. Los argentinos me presentaron a otros porteños que iban a Potosí y les dije que me iba con ellos, que no tenía ganas de viajar sola.

Salimos apresurados a conocer la Laguna Verde, no recuerdo por qué el color, pero me suena que era también por el plancton que en ella habita. Pasamos antes de llegar a ésta por un desierto que se llama de Dalí porque recuerda a la escenas de sus cuadros. A mí me recordó al de los elefantes con patas alargadas, sí soy una cateta y no conzco el nombre, pero so sería sincera si lo buscase en google y lo pusiera en plan cultureta (quien quiera que lo busque, venga Lobo!!) En la laguna no permanecimos más de 10 minutos para hacer fotos y salimos escopetados hacia Chile. Una vez que nos despedimos vino la mala noticia: nos quedaban 8h de viaje y pararíamos lo mínimo posible..... SOCORROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

Néstor fue buena gente y nos dejó hacer una parada-pis tras unas horas de viaje. Con tanto salto no podía leer y como el paisaje era realmente hermoso mi distracción consistía en intentar hacer una foto que mereciera la pena, tristemente creo que no lo conseguí.

Paramos a comer en una aldea muy bella, con su iglesia chiquita, su pared de roca, sus casas bajitas, su río y al fondo las montañas nevadas. Y allí estaban mis amigos japoneses haciéndose fotos y sin parar de reir. Al fin comí las famosas Milanesas (o como escriben Milanezas) que no son otra cosa que un escalope de pollo.

Tras eso el camino era directo a Uyuni parando antes en "el valle de rocas". Otro lugar en medio de la nada donde las rocas toman figuras caprichosas, echándole imaginación es muy divertido. Me habría encantado quedarme más tiempo, una hora quizás, perdiéndome por allí y haciéndo fotos. Sin embargo el tiempo apremiaba y sólo estuvimos 10 minutos. GRRRRRRRR

Al final del largo día llegamos a Uyuni con retraso. En la agencia pregunté si me habían reservado mi billete, la señora con cara de póker me dijo ¿a Oruro no? NOOOOOOOO A POTOSÍ!!! Entonces me di cuenta de que no tenía ni idea. Los otros chicos no llegaban y no sabía qué hacer en ese momento. La señora llamó a la terminal y me dijo que me tenía que comprar el billete para hoy ya que al día siguiente empezaba la huelga de conductores. Ésta se debía a la nueva ley de Evo que básicamente prohibía beber a los chóferes retirándoles la licencia si dan positivo en el control de alcoholemia durante su servicio.

Aunque los chicos tomaron otro camino, la señora fue a comprarme el billete mientras yo me cenaba un pollo broaster. Tras eso llamé a la Casona en Potosí para reservar mi alojamiento al menos para el día siguiente porque no sé cuándo llegaría.

Subí a un bus de macho peruano 100% y salí de Uyuni. El camino era bastante malo, de sierra con sus curvas y sin asfalto. Los amortiguadores del bus dejaban mucho que desear y para asegurarse que nadie leía allá el señor conductor apagó las luces. Con el ajetreo, los frenazos y los esquivamientos de charcos pensé que la solución era dormir. El asiento no era muy anatómico pero abrí mi saco y me convertí en oruga, me tapé la cabeza enteramente deseando haber llegado a Potosí cuando me despertara.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Parece que te veo un poco mas optimista, que llevabas una rachita de entradas que vaya tela, con lo bien dispuestos que son los bolivianos.
Juntate siempre con argentinos y en general, intenta hacer etapas mas largas con la misma gente, veras como lo disfrutas mas. A veces es preferible cambiar un poco el recorrido planeado a cambio de una buena compañia

Por cierto, el bus Uyuni-Potosi es probablemente el peor viaje que he hecho en mi vida

Alba dijo...

Bueno, no es que yo estuviera negativa, es que me he llevado una racha de sorpresas brutal, creo que está terminando. En Sucre no encontré argentinos ¿terminaron todos las vacaciones? En el amigo sólo hay gringos bebiendo cerveza que no quieren salir. Ya buscaré grupo.
Lo del bus.....pfff

lobobailon dijo...

El cuadro de Dalí se llama "La tentación de San Antonio" San Google dixit!!

Anónimo dijo...

oeeeeee, gracias Lobo, confiaba en ti, me quedé con la duda y no tenía ganas de buscarlo..jajaja

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Alba dijo...

es que en cuanto no sé el nombre de algo sé que Lobo lo buscará