viernes, 5 de marzo de 2010

Fatídico día

Olvidé decir que conseguí sacar dinero y tras esto debía salir de La Paz, no porque no me gustase, sino porque había otros lugares interesantes esperándome. Mi próximo destino era Uyuni. Para llegar allí había que tomar un bus hasta Oruro y de allí un tren hasta Uyuni, sin embargo el conseguir boleto para el tren estaba bastante complicado. No se podía comprar ni por teléfono, ni agencia y mucho menos por internet. La única solución era ir a la oficina e intentar conseguir uno de los 20-30 billetes que vendían cada día. La oficina habría a las 8 y ya había grandes colas. La solución fue dormir poco o nada. Me fui a la cama sobre las 12-1 y a las 3am nos estábamos despertando para ir allá.

Cuando llegamos no había nadie, la calle solitaría y el frío del altiplano. Yo dije "chicos os han tangado". Nos sentamos junto a la puerta y conversamos. La batería del móvil de Fernando dio sólo para dos canciones pero fue hermosos mientras duró. Nuestras espaldas no encontraban la postura contra las incómodas rejas de la oficina. La situación era cómica y nuestra mentalidad bastante positiva, nos quedaban 4 horas de espera en medio de la calle pero habíamos traido los sacos. Mi instinto scout salió y me fui a buscar cartones a una basura volviendo triunfante. Tras colocar los cartones y un saco y abrir los otros nos tumbamos. Llegaron otros chicos, argentinos para variar. El suelo era duro, a veces alguno decía algo que nos hacía reír, hacía frío cuando alguien se movía, pero finalmente me acoplé entre Pablo y Hernán y dormí tan profundamente que soñé. Cuando me desperté ya era de día y sólo quedaban 15 minutos para que abriera la oficina. Triunfante me fui a desayunar con Hernán un café algo rancio pero caliente. Unos minutos más tarde tenía en mis manos el boleto a Uyuni, mientras veía que la gente se volvía con las manos vacías. La espera había merecido la pena.

De vuelta al hostel me eché en la cama con ansias pero una vez calentita no conseguía conciliar el sueño. Escuchaba respiraciones de dormidos y me enfadaba el no poder dormir. Entonces empecé a pensar en que las notas del MIR debían estar publicadas, error, ya no me dormiría. No seguí engañándome y crucé la calle ansiosa en dirección al ciber. Una vez allí el resultado me paralizó, estaba la 6007. No podía ser, mi examen no había sido bueno pero aquello tenía que tener una explicación. Entonces vi el desglose de puntos, en vez de tener 83 (tal y como correspondía a mis aciertos y errores) tenía 33. ¿Y MIS 50 PUNTOS? Imaginé una funcionaria masticando chicle mientras habla algo con su compañera mientras metía mis resultados en el ordenador..... estaba alucinando. Necesitaba una solución. Escribí a mamá, amigos, tutor, academia.... y finalmente llamé a mi madre.

Después de estar todo el día pendiente del teléfono, leyéndome el BOE, mandando mails y demás, terminé con una sensación horrible en el cuerpo. Tenía ganas de llorar y de quemar el ministerio al mismo tiempo, era un error ¿y ahora qué?. Hago un escrito, se lo envío a mi madre, le explico todo el procedimiento, la pongo cardiaca y espero sencillamente que todo salga bien desde mi impotencia boliviana.

Afortunadamente cuando llegué al hostel los chicos ya estaban hablando de la cena. Era nuestro último día juntos, al día siguiente cada uno seguría su camino: Germán y Maru volvían a Buenos Aires; Fernando, Hernán y Pablo también; igual que Anne Charlotte; el otro Germán seguía a Chile y Berenger y Zach no sé exactamente a dónde irían. Así que cuando volví me uní a Fernando y Germán y nos fuimos al mercado a comprar la cena: un rico estofado acompañado por vino boliviano.

Cuando volvimos el Chef Germán nos indicó a los pinches qué debíamos hacer y allá empezamos a cortar verduritas. Olía genial, hacía tiempo que no me olís también, lo pienso ahora y me da hambre. Un estofado con papas medioarrugás (ya que estuvo trabajando en Tenerife) con vino y buena compañía. Fue una buenísima forma de olvidar un día tan estresante y agotador.

Tras nuestra cena de despedida nos dirigimos al mismo bar del concierto, cuyo nombre debería recordar y así poder recomendarlo, donde había otro pero esta vez de música brasileña. Estuvo también muy divertido porque cuando los tambores no sonaban era música mediterránea. Baile tanto una como otra hasta quedar sin aliento. A las 3 el cansancio me superó y volvimos al hostel.

3 comentarios:

lobobailon dijo...

Al final has sabido algo de la nota???

Alba dijo...

Pues no tengo ni idea, sólo sé que me faltan 50 puntos.... En internet todo sigue igual. El día 19 salen las definitivas, si no me lo corrigen me voy a Zamora.

Anónimo dijo...

O a Zaragoza!!!!!LA VIRGEN DEL PILAR DICEEEEEEE