miércoles, 24 de marzo de 2010

Final Sucre

Como me habían prometido que había unas pisadas de dinosaurios no muy lejos de Sucre y que merecía la pena visitarlas me dirigí a la plaza donde me habían indicado que se tomaba el bus turístico. Cuando llegué pensé en no montarme en aquello. No era un autobús, sino más bien una camioneta a la cual le habían colocado en la parte trasera unos tablones a modo de asientos superincómodos y un techo con un toldo. Para que no cupiese duda de que era el bus que se dirigía al parque cretácico sobre la cabina de la camioneta lucía la cabeza de un tiranosaurio que provocaba la risa al mirarla. Guardando mi orgullo en no sé qué parte subí a aquello y me convertí en guiri oficial.

El camino fue bastante incómodo, tal y como esperaba, no sólo en el sentido físico, sino en el psicológico, ataravesando en aquella cosa los barrios la periferia de Sucre ante la absorta mirada de sus vecinos. A la llegada al lugar me pareció por supuesto demasiado turístico pero al mismo tiempo algo más adecuado para una visita escolar. Por los jardines había representaciones en tamaño real de los dinosaurios y hacían el ruido que según las investigaciones científicas se cree que les correspondía. Tras un pequeño paseo se llegaba a un mirador desde el cual, a lo lejos, se observaban unas manchas en la pared. Con la explicación y la ayuda de unos prismáticos se alcazaba a ver las huellas e incluso a diferenciarlas. Era una pena en cambio que las mejores conservadas se hayan desprendido y perdido a causa de las lluvias. Por este mismo hecho la visita, que antes se hacía a pie de la pared para poder apreciarlas bien, se hace desde el mirador por seguridad. Tras un rato de visionado y fotografiado pasé a un museo que poco tenía de interesante ya que apenas había piezas originales sino reconstrucciones.

Una hora después estábamos de vuelta a Sucre en el Tiranosauriomóvil. Al llegar dudé si entrar en el museo anatómico, pero una miradita desde la puerta me sirvió para intuir que pagaría por ver lo mismo que había visto en mis prácticas de anatomía, buah, seguro que ya me lo sé todo. Mi estómago pudo más y me fui a almorzar al mercado.

Repleta de comida me metí en una feria de libros y urgando entre ellos encontré uno que venía recomendado en mi guía Borracho estaba pero me acuerdo escrito por Víctor Hugo Viscarra es una autobiografía que narra su vida en los peores suburbios de La Paz, él como no podía ser de otra manera murió de cirrosis hace pocos años. El libro te anima a llorar y reír en cada pasaje y es un buen acompañante en las noches paceñas, aunque su contenido es bastante duro de leer.

Compré mi billete para Cochabamba porque sentía que había prolongado mi estancia en Sucre, quise irme ese mismo día pero ya no quedaban y tuve que esperar hasta el día siguiente en la tarde. El resto de mi tiempo en la ciudad no lo dediqué a nada especialmente turístico. Pasée por las calles y jardines, leí en los bancos soleados y charlé con los niños limpiabotas cuando venían a querer limpiarme las sandalias. Visité internet y volví a leer en el hostel.

Por fin el jueves 11 a las 20h salía en un bus semicama, bastante cómodo hacia Cochabamba. Para animar bien el viaje el conductor apagó las luces y puso una película de guerra japonesa muy interesante que me obligó a entablar una entretenida conversación con mi compañero que era un argentino pero esta vez no de Buenos Aires sino de Mendoza. El camino no era malo sino peor. No era una carretera asfaltada sino empedrada y de un sólo carril. A un lado estaba la pared de la montaña y al otro el negro más oscuro que estoy convencida que llegaba a la nada. Cuando venía otro vehículo en dirección contraria el bus se paraba aun lado y dejaba que pasase el otro casi rozando. El colmo fue cuando nos encontramos un trailer en sentido contrario en una curva y tuvimos que dar marcha atrás hacia la nada amenazante, estuve a punto de rezar pero sabía que eso era la rutina de los conductores en Bolivia así que confié en la maña del señor conductor. Por mi propia tranquilidad decidí meterme en el saco y dormirme tapándome la cara y no ver nada más de aquel espectáculo, ya había visto suficiente.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tendrás alguna foto como buena guiri subida al Tiranosauriomóvil,verdad?? ^^

Alba dijo...

Pili, me la iba a hacer, preo créeme que era tan sumamente ridículo que me dio verguenza

lobobailon dijo...

Lo de la nada a un lado y la montaña a otro me recuerda a cuando fuimos Andrés y yo a Argentina, que nos tocó pasar por algo parecido pero conduciendo nosotros. Además, ponía que tocáramos el claxon en las curvas, por lo que supongo que ya había habido bastantes accidentes.