martes, 20 de abril de 2010

CUSCO: día 10

Yojhana tuvo una genial idea: ir a primera hora a Perú Rail e intentar comprar alguno de los boletos que las agencias han reservado pero que, al no confirmarlo, la empresa saca a la venta temprano. Así que me fui a las 7am y al llegar aquello seguía lleno como los días anteriores. Recordando lo que la señora me había dicho el día antes no hablé español al pedir el número, sencillamente sonreí, curiosamente en vez de darme la "v" como las veces anteriores, mi ticket tenía una"B", el B-206. "Machu Pichu ya eres mío" pensé. Tras esperar tan sólo unos 15 minutos fui atendida y ENCONTRÉ TICKET DE TREN. Inmensa alegría la que experimenté en aquel momento, que se hizo aun mayor cuando me dijeron que el precio era tan sólo de 68$ y no de 125$ como me habían comentado. Salí emocionada de la estación y llamé a Lis para darle la buena nueva. Una vez conseguido el objetivo no tuve más remedio que celebrarlo enguyendo un exquisito panqueque con chocolate.

Luego decidí terminar mi boleto turístico y para ello visitar todo lo que éste incluía. Así fui al Museo Garcilaso, al de arte contemporáneo y al tradicional. Una vez con el boleto más perforado que la oreja de un punky me fui en busca de vuelos para intentar llegar a mi próximo destino:Iquitos. Me mareé un poco por las agencias y decidí sopesar las opciones mientras degustaba una sopa y un adobo en el Tronquitos. Decidido todo y llena de papa me compré el vuelo y llamé a Christie para poder así darle la noticia que llevaba meses esperando: "cariño, ya llego".

La única atracción que me faltaba era el centro Qosqo, un lugar donde se realizan bailes típico de la región. Como el espectáculo empezaba a las 19h hice tiempo en internet. El centro se encuentra cerca del Qoricancha y es un teatro pequeño. Allá la presentadora, un poco pija, va haciendo una introducción de cada baile y luego el espectáculo empieza y los turistas no paran de hacer fotos. Era interesante pero me aburrí un poco, quizás porque me resultase muy seguido, porque estaba cansada o tal vez porque ya había conocido muchos bailes. La cuestión es que no lo disfruté demasiado pero como estaba pagado era una estupidez no ir.

Regresé a casa de Yojhana embutida en un "correcaminos" (combi que hacía el trayecto adecuado) y cené con ella sopita mientras le explicaba la hazaña de Perú Rail. Terminamos el día viendo la película de "Crepúsculo" y no entendí por qué las chicas gritan tanto con ese protagonista anémico.

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