miércoles, 26 de mayo de 2010

De vuelta a Lima

Lo primero que hice al llegar a Lima fue llamar a la unidad docente de Barcelona, para presentarme. Recibí la mala noticia de que, en menos de una semana, debía estar en esta ciudad para la presentación. Yo había calculado unos diez días de reposo en Sevilla, pero no sería así. Tendría que improvisar y comprar un vuelo lo antes posible para no perderme nada.

Tomé un taxi hasta casa d Nélida, la mamá de Carmen. Allí desayuné con sus hermanos y luego decidí ir al museo de la Nación, a modo de repaso final de todas las culturas del Perú, ya que allí las encontraría todas.
Volví a respirar el aire contaminado de Lima, volví a sufrir con su tráfico y a esperar impaciente mi llegada a la otra punta de aquella enorme ciudad. Una hora más tarde me bajaba del bus ante aquel enorme edificio de hormigón. Muy gris y frío en su exterior tenía un atractivo interior a pesar de la oscuridad de sus paredes, quizás era el juego de luz lo que conseguía hacerlo bello.

Para mi sorpresa el museo se hallaba cerrado por trabajos de conservación. Habría sido un buen colofón final, pero no pudo ser. Lo único que pude visitar fueron unas salas de exposición temporal. En las primeras había pura artesanía. En una de ellas explicaban el origen de los toritos de cerámica que pueden encontrarse en el techo de muchas casas, atrayendo la buena suerte. Había toros hechos de todos los tamaños, en diferentes lugares y con diferentes diseños.

Otra exposición, unas plantas más arriba, hablaba de los años oscuros del terrorismo en Perú. Sendero Luminoso era un grupo guerrillero que surgió en la zona de la sierra peruana. Era un grupo armado de extrema izquierda. Su líder, Abimael Guzmán (actualmente en prisión) era profesor de filosofía en la universidad, con inclinación lenilista-maoista. No me quedó muy claro cuál era la reivindicación última del grupo terrorista sólo cual fue su repercusión en la sociedad.

Sobre los años sesenta empezó a formarse y poco a poco se fue extendiendo y radicalizando, de modo que en los años 80 se empiezan a reunir en Ayacucho para organizarse e incluso instruirse militarmente. Difunden su mensaje entre los campesinos quienes, descontentos con toda política central se unen a ellos aún sin llegar, en muchos casos, a comprender o respaldar la mentalidad inicial. Con atentados contra políticos, cárceles, periodistas y algunas fuentes de poder empiezan a sembrar el terror a lo largo del país. Los primeros gobiernos no eran muy conscientes del verdadero peligro que suponía hasta que sus matanzas empiezan a ser cada vez más frecuentes y sangrientas, momento en el cual las fuerzas policiales empiezan a combatirlos. Se abre así un período de desapariciones aleatorias de personas por "presunta colaboración terrorista". Los más afectados, la gente de a pie, que por un lado vive aterrorizada por los guerrilleros y por otro teme las acciones policiales poco rigurosas. Ese miedo produce la emigración de miles de personas hacia otras ciudades, principalemnet Lima. Allí los recién llegados son despreciados, por su condición de campesinos y ante el temor de su posible relación con los terroristas. Otros muchos consiguen huir del país hacia lugaresmás lejanos como España donde creo que la suerte que corrieron no fue muy diferente que en Lima.

Tras muchos años de muertes, terror, sufrimiento y desapariciones, el gobierno de Fujimori capturó a su líder y lo dejó prácticamente extinguido. Dudo que las medidas que utilizase para le erradicación fuesen muy democráticas, pero desde luego sí fueron efcetivas. Aun así mucha familias quedaron rotas por el dolor de las desapariciones y de los asesinatos, bien por parte de los terroristas o de los agentes policiales. Una verdadera herida en la memoria del Perú que esperemos el tiempo cure y ya nunca más se vuelva a abrir.




El resto del día lo dediqué a jugar con el cachorro de husky que había parido Kayla, le perra de Julio. Era una bolita de pelo adorable, tierno, chiquito... como dirían los franceses "trop mignon". Pensé en raptarlo y traerlo a España pero sabía que luego me pondrían problemas en aduada y que terminaría creciendo dejando de ser aquella bolita linda.

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