miércoles, 5 de mayo de 2010

Llegada a Iquitos

Conseguí dormir muy poco porque, cuando concilié el sueño, me despertaron para la comida y después, cuando volví a quedarme más o menos dormida, empezamos a descender y un espantoso dolor de oído me espabiló. Jamás me había dolido tanto, por unos instantes pensé que me reventaría. A mi llegada a Lima noté que me sobraba parte de la ropa que llevaba y además mi vuelo estaba retrasado. Decidí pasearme por el aeropuerto y me llamó la atención que había McDonald's Starbuck's, Dunkin' Donuts..... seguro que por los gringos que visitan Machu Pichu, no había nada autóctono allí, sólo un amago de cocina peruana pero excesivamente caro.

El viaje hacia Iquitos fue bastante más llevadero e hicimos parada en Tarapoto, precioso desde el cielo, con su ríos zigzageantes, sus cultivos ¿de arroz? y su manto verde. Allá estuvimos unos treinta minutos antes de salir a Iquitos. Cuando finalmente llegamos hacía calor húmedo, tal y como me habían avisado, pero resultaba bastante soportable. Ya dentro del aeropuerto se me abalanzaron varios vendedores de tours hablándome en inglés. Yo los ignoré como de costumbre y ya cuando salí en busca de transporte fue cuando tuve que negociar un poco. Harta de taxi, dado el precio, el buen clima y las recomendaciones de la oficina de turismo tomé un motocarro de los acreditados del aeropuerto. El chico, John, bastante simpático me dijo que me haría un buen precio y me ayudaría con lo que quisiera.

A mitad de camino a la ciudad el cielo decidió abrirse y cayó una lluvia brutal. Con toda tranquilidad él se bajó y colocó los utensilios para "motocarro en tiempos de lluvia" y seguimos paseando. Era realmente genial, otro mundo, desde las facciones de la gente (en la selva son muy guapos), la forma de hablar (cantando un poco) hasta el ambiente general. Todo desprendía bastante alegría. Me comentó que el hostel al que yo quería ir recibía bastantes quejas aunque yo al principio pensé que me estaba intentando tangar para así llevarme al albergue de algún amigo y lo ignoré.

Como disponía de poco tiempo me propuso hacer un tour por varias agencias para que me explicasen las salidas a la selva. No me gustaba demasiado la idea porque en un principio no me daba demasiada confianza, pero acepté porque quería salir cuanto antes. La primera que visité era la que, según le comentaban a él los turistas, era la mejor. A mí no me gustó demasiado ya que era muy muy turística con sus animales en jaula, su visita a comunidades totalmente en versión teatro y un hotel en la selva con demasiados lujos para el que yo quería; sin hablar del precio. Tras eso fuí a ver al primo de Robinson Crusoe pero no me dejó nada claro que hacía..... ir a la selva y poco más. Estaba cansada y nada convencida así que hablé con John para que me dijera sinceramente qué interés tenía con los albergues, él se sinceró y me dijo que la mayoría pagaba algo por llevar a clientes pero que él me llevaba al que yo quisiera, así como las agencias (que tenían una especie de sistema de puntos para los motocarros pero eso no influye en el precio que te lo curras tú regateando). Recordé que mis compis argentinos de La Paz me habían recomendado un hostal llamado "Las Golondrinas" así que le dije que me llevara.

Allá me habló un poco de la ciudad, que era bastante segura y me dijo si quería seguir viendo agencias al día siguiente. Como me había caído bien y había sido bastante claro conmigo quedamos para ir al día siguiente a varias agencias, que el chaval se llevase una comisión y además quería ir al mariposario y para tomar el barco necesitaba ir en motocarro.

El hostal era algo cutre y dada la disposición de la habitación me di cuenta de que la compartía con tres tíos. Lo bueno lo había olvidado ¡¡tenía piscina!! (o pileta). Tras una duchita y una buena fumigada con el repelente antimosquitos salí a pasear. Parecía que me había puesto axe en vez de repelente porque los tíos me miraban y me hablaban aunque sin atosigar. Paseé por la ciudad y observé el río, pero no era el Amazonas, sino el Itaya, que es afluente de éste.

Tras mi paseo y mi cena en un chifa volví a dormir notando entonces ue SÍ hacía bastante calor.

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