viernes, 14 de mayo de 2010

El Señor de Sipán

Antes de viajar a Perú había leído cuanto había caído en mis manos. Descubrí, sorprendida, que no hace mucho habían encontrado, en el interior de lo que hasta entonces parecían simple cerros, unas pirámides truncas que consistían en centros religiosos. Dentro se superponían diferentes capas de enterramientos de los jefes de esta cultura:la mochica. Algo bastante parecido a lo que hacían los antiguos egipcios. En la revista venía una recreación de cómo se había encontrado todo y me fascinó. Hoy era el día en que visitaría esa fascinante tumba.

Me recogieron justo en casa de Christie y salimos en dirección a la Huaca Rajada, lugar donde se encontraron las tumbas de los señores de Sipán. Por el camino atravesamos campos sembrados de caña de azúcar, algunos de un verde intenso y otros negros, ya que los queman para poder recoger mejor el azúcar que se encuentra en el interior de la caña.

La huaca estaba en medio de la nada, también llamada desierto. El sol lanzaba rayos demoníacos sobre nosotros y el calor era bastante insoportable. Afortunadamente había un "museo de sitio" que visitamos en primer lugar. Para mí fue una nueva etapa ya que pasé de ver restos históricos principalmente incas a los mochica. Éstos existieron siglos antes de que los hijos del sol llegaran a estas tierras. No fueron conquistados por nadie, sencillamente desaparecieron, al parecer por las condiciones tan adversas que presenta aquí el clima. En el museo se encontraban objetos que habían aparecido e las diferentes excavaciones, muy variados, desde cerámicas hasta grandes collares reaizados con conchas marinas, aunque era bastante pequeño. Hay otros museos que contienen más hallazgos, sin olvidar el expolio sufrido por los huaqueros durante años (ladrones de tumbas que vendieron la mayoría de los tesoros que se encontraban en el interior de las huacas a colecciones privadas y otro tanto lo destrozaron en su perforación). Afortunadamente, la arena del desierto había cubierto estas construccione simulando pequeñas cimas que nunca despertaron el interés de los colonizadores españoles.

Tras el museo pasamos junto a la Huaca Rajada, que aún está en excavación, porque, como poco a poco fui comprabando, se dedica muy poco dinero a la arqueología o, como dicen la mayoría de los guías, todo el dinero destinado al turismo por el INC (instituto nacional de cultura) va a Cusco.

A los pies de ésta se encontraban múltiples techos de lugares en excavación. El sol nos quemaba, un búho cantaba y la guía nos dirigió hasta uno de los grandes techos. Allá, en las profundas excavaciones se habían reconstruído las tumbas, tal y como fueron encontradas. Las piezas originales se encuentran en el museo de Tumbas Reales de Lambayeque, pero la reconstrucción se agradece porque le da encanto al enterramiento original. Estos señores que fueron encontrados aquí eran mandatarios reales de gran importancia. El primero de ellos fue encontrado en 1987. Cuando descubrieron la tumba se sorprendieron ya que no sólo estaba su cuerpo con todas las pertenencias que tuvo en vida: vestidos, collares, orejeras, narigueras, coronas... además de recipientes con comida. Su cuerpo estaba acompañado por el de su mujer, dos concubinas, un soldado, un niño, una yama, un perro y un guardián; si mal no recuerdo. Ellos creían que tras esta vida había otra y por ello lo enterraban con todas sus pertenencias, para que siguiese siendo un personaje relevante. Todos sus allegados debían acompañarlo, por lo que eran sacrificados y enterrados junto a él. Es realmente impresionante cuando observas aquello y te lo explican. Te das cuenta de las grandes sociedades que existieron hace cientos años y que yo había ignorado toda mi vida. En realidad quedan muchas cosas por conocer de los mochica.

El más conocido es el primer señor, lo cual no implica que no se hayan encontrado más. Creo recordar que están excavando actualmente la tumba número trece. Las pruebas de ADN han mostrado que los cuerpo de los señores hallados eran familiares. Así, el conocido como "el viejo señor de Sipán", que presenta una tumba bastante menos osentosa que la primera encontrada, se trata del bisabuelo del "señor de Sipán".

A pesar del calor asfixiante estaba muy contenta de conocer aquello, además la guía le ponía tanto entusiasmo que hacía que durante explicación olvidases el calor y todo lo demás. Aunque estaba disfrutando mucho con la visita me alegré cuando volvimos al microbús. Nos dirigimos al museo Bruning. Él fue un alemán que vino a trabajar de ingeniero y que poco a poco se fue enamorando de este país y supo valorar y dar a conocer aquello que los autóconos no habían sabido apreciar. En su museo se encontraban múltiples piezas de las culturas mochica, chimú y Lambayeque. Mi mente empezaba a mezclar las culturas y yo comencé a disfrutar con el juego de comparalas y estudiarlas. Pensé que algún día debía estudiar antropología porque estaba empezando a apasionarme esto de las diferentes agrupaciones humanas y sus expresiones culturales, políticas, religiosas... No llegaba a conocerlas todas bien, sólo conseguía diferenciar su cerámica, "esto debe ser mochica tardío, esto chimú" pensaba cuando las veía y después miraba el cartel, a modo de estúpido autoexamen.

Nos llevaron a comer a Lambayeque y lo primero que pedimos fue una chicha morada helada. Después comí cebiche, aunque no fue el mejor que he probado, me sentó muy bien.

La última visita fue al museo de Tumbas Reales. Fue una verdadera pena que no se pudieran hacer fotos, porque sólo el edificio era ya alucinante. Estaba muy bien organizado y la guía nos daba detalles de cada pieza. Yo, cada vez que nos aproximábamos a una sala, buscaba con la mirada al señor se Sipán. Sala tras sala fuimos viendo todos los tesoros que se encontraron en las tumbas. Realmente aquello debía haber sido maravilloso, teniendo en cuenta que muchos fueron expoliados o sencillamente se perdieron. Los que se exponen fueron enviados a Münich para su restauración. Actualmente ya se restauran en Perú. ¿Quién iba a decirle al señor de Sipán que algún día volaría? Cuando lo vi me quedé sorprendida, estaba bastante mal conservado (normal, había pasado mucho tiempo) y era muy pequeño. Se sabe que murió bastante joven pero se desconoce la causa de la muerte. El museo mostraba también reconstrucciones de los señores, ataviados con todos sus enseres. La última parte era una reconstrucción de toda esa cultura que una antropóloga había hecho. Era curioso porque eran maniquíes con movimiento cuyos rostros habían sido elaborados utilizando como patrón el de autóctonos del pueblo. Cuando lo pusieron en movimiento me encantó, es lo típico que adoran las visitas escolares, pero a mí me pareció tan conseguido que quedé boquiabierta como una colegiala: los músicos se llevaban la caracola a la boca y sus mejillas se inflaban, los sirventes abanicaban, los soldados marchaban, hasta el perro movía el rabo!!! Alguno de los presentes se asutó con alguna trompeta inesperada lo cual hizo que el resto disfrutase aun más. Yo además me alegré de comprobar que había mucho mucho oro que los españoles no se habían llevado.

De vuelta a casa cené con Chris y me dijo que no podría venir al cine como habíamos planeado el día anterior con su tío Alberto. A mí me dio un poco de vergüenza ir sola con él pero como ya me había comprometido me parecía bastante informal echarme atrás en el último momento, así que fui. Él me recogió justo en el domicilio y entramos en una película que Christie me había recomendado. Se trataba de una comedia romántica titulada algo aí como "La novia de mi mejor amigo", tenía un guión realmente alucinante en el sentido de ser muy brusco y conseguir rápidamente la carcajada, sin necesidad de hacer un humor fácil todo el tiempo. No ganaría ningún Óscar pero me hizo reír durante unas dos horas.

No hay comentarios: